Historias:
Nueva Risaralda, San Miguel, Putumayo
Por: Nicole Acuña Cepeda
Desde finales del 2000 y hasta la desmovilización, los habitantes de la vereda Nueva Risaralda, en el municipio de San Miguel, Putumayo, tuvieron que convivir con paramilitares del Bloque Sur Putumayo de las Auc. Este grupo armado se había propuesto tomar el control sobre el sur del departamento, en donde históricamente el frente 48 de las Farc había hecho presencia. El 22 de septiembre del 2000, los paramilitares convocaron una reunión en el casco urbano de La Hormiga. Los habitantes de Nueva Risaralda, a 10 km al sur del casco, fueron amenazados para asistir.
Según el informe del CMNH, Petróleo, coca, despojo territorial y organización social en Putumayo, “ese día el grupo paramilitar empezó a tocar las puertas a las tres de la mañana y le echaron plomo a una casa de “material” (ladrillo) donde nadie les abrió”. Al regresar a su vereda se encontraron con que miembros del grupo armado se habían posesionado de sus casas. La población tuvo que convivir en sus propias casas con los paramilitares por 5 meses aproximadamente, bajo la amenaza de que quien huyera “debía algo”. Mientras que unos huían, jugándose la vida, a otros los ‘paras’ les quemaron las casas como método de destierro.
El CNMH afirma que durante este periodo, cerca de 200 personas se desplazaron del área rural del municipio de San Miguel. Nueva Risaralda fue sede de la trinchera más grande que construyó el Bloque Sur Putumayo en todo el municipio de San Miguel. Se encontraba en el denominado Cerro de la Virgen, o Cerro Cilindro, porque antes de la llegada de las Auc al territorio, era aprovechado por las Farc para bombardear al Ejército. Cuando se tomaron el poder en esta vereda, los paramilitares destruyeron ‘a bala’ la estatua de la virgen.
En 2005, tras la desmovilización paramilitar, un grupo de familias desplazadas que habían retornado, decidieron revivir su Junta de Acción Comunal gestionar la reconstrucción de sus casas y espacios comunes. Sin embargo la problemática continúa.
En marzo del 2014, la Defensoría del Pueblo alertó sobre un desplazamiento de 120 familias. Un total de 830 personas provenientes de 8 veredas del municipio de San Miguel, entre ellas Nueva Risaralda, señalaron los efectos que las aspersiones de glifosato han tenido sobre sus cultivos de pancoger. Reclamaron falta de concertación para la erradicación manual.