Datos principales

Municipio y departamento: Trujillo, Bolívar, Riofrío. , Valle del Cauca

Vereda y corregimiento: -

Grupo Armado: Paramilitares , Paramilitares del Norte del Valle (1986 - 1994)

Fecha: 1986-01-01

LISTADO DE VÍCTIMAS

Alba Isabel Giraldo

Alba Lucía Martínez

María Adonay  Sánchez

Eucaris Sandoval

Tiberio Fernández (sacerdote y líder comunitario)

María Elida Gómez Díaz

Ordenel Vélez Ospina

Jaime Alonso Ocampo Cano

Arley Acevedo Valencia

Edinson Rodríguez Valencia

Arturo Basto Carbonel

Wílder Sandoval

Ramiro Velásquez Vargas

Arnoldo Cardona

José Vicente Gómez

Arnulfo Arias Prado

Fernando Arias Prado

Rigoberto Prado

Everth Prado

Esther Cayapu Trochez

Ricardo Alberto Mejía

Fernando Fernández

Herbey Vargas Londoño

José Erley Vargas Londoño

José Alirio Granada

José Agustin Lozano

Orlando Vargas Londoño

Fernando Londono Montoya (concejal)

Juan Giraldo Molina (dirigente político)

Fredy Rodriguez Giraldo

Danilo García

Abundio Espinosa

José Norbey Galeano

Óscar Pulido Rozo


**Líderes sociales y población vulnerable: Mostrará las masacresen las que murieron líderes de las comunidades, funcionariospúblicos, profesores, sacerdotes, políticos, indígenas, menores de edad y mujeres en estado de embarazo.

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Masacre de Trujillo

Jesús Abad Colorado - Centro de Memoria Histórica
Foto por: Jesús Abad Colorado - Centro de Memoria Histórica

Actualizado el: Mar, 10/15/2019 - 19:48

La masacre de Trujillo, como se nombra a los sucesos ocurridos entre 1986 y 1994, fue una secuencia de desapariciones forzadas, torturas, homicidios selectivos, detenciones arbitrarias y masacres, de carácter sistemático, perpetradas por una alianza entre las estructuras criminales de los narcotraficantes Diego Montoya, alias ‘Don Diego’ y Henry Loaiza, alias ‘El Alacrán’, y miembros de la fuerza pública.

Las víctimas fueron señalados como supuestos colaboradores de la guerrilla. Esta larga cadena de crímenes tuvo su momento más crítico entre marzo y abril de 1990, cuando los hombres de ‘Don Diego’ desaparecieron a varias personas en el corregimiento de La Sonora, y asesinaron al sacerdote y líder comunitario Tiberio Fernández.

Murieron 245 personas a lo largo de todo el periodo. El padre Fernández, fue  mutilado de pies y manos, castrado, decapitado y lanzado al río Cauca por denunciar la barbarie que se había tomado Trujillo.

La crueldad de las torturas que sufrieron varias de las víctimas fue replicada por los paramilitares en varias zonas del país: el uso de motosierras para desmembrar a las victimas estando todavía vivas, los hierros candentes introducidos en los cuerpos y la aplicación de sal en las heridas abiertas, la asfixia con chorros de agua, el martilleo de dedos y el levantamiento de las uñas.

Muchas de las muertes de la masacre de Trujillo siguen en la impunidad. La denuncia de las víctimas ante las instancias judiciales nacionales se apoyó en gran medida en la información aportada por Daniel Arcila Cardona, uno de los criminales. Arcila Cardona estuvo en el lugar de los hechos y fue desaparecido forzosamente en 1991. Pese a su testimonio y a las numerosas pruebas aportadas, la respuesta de las autoridades judiciales, contra toda evidencia, fue la exoneración penal y disciplinaria de los presuntos responsables. 

En Trujillo han tenido presencia a lo largo de los años los diferentes actores del conflicto armado. A finales de la década de los ochenta, tenían una gran influencia la guerrilla del Eln y las organizaciones del narcotráfico, encabezadas por Diego Montoya  alias ‘Don Diego’ y Henry Loaiza alias ‘El Alacrán’, en cuya finca Villa Paola fueron cometidos muchos de los crímenes mencionados. También había pugnas entre facciones partidistas en el campo político. Para los expertos, Trujillo es uno de los primeros vistazos de una de las variantes del paramilitarismo: la alianza de agentes del Estado con actores locales o regionales, en este caso del narcotráfico, que perciben a la guerrilla como una amenaza a su poder. 

Grupo armado relacionado:

Paramilitares del Norte del Valle (1986 - 1994)

A mediados de los años ochenta un grupo de miembros de la fuerza pública se alió con capos del narcotráfico del Norte del Valle para atacar las organizaciones sociales que se habían creado en la zona. El grupo paramilitar asesinó a centenares de líderes campesinos y sindicales de la región usando métodos de tortura que luego replicaron los ‘paras’ de diferentes grupos en otras zonas del país, como el uso de motosierras para desmembrar las víctimas. Los dos principales capos de la droga en la zona, que terminaron aliados con miembros de la fuerza pública para perpetrar los crímenes, fueron Diego Montoya, alias “Don Diego” y Henry Loaiza, alias “El Alacrán”. El primero se encuentra extraditado en los Estados Unidos por narcotráfico y el segundo fue condenado en Colombia por la masacre de Trujillo. Varios militares también han sido sentenciados por la justicia colombiana por los asesinatos de este grupo.