“Lo más terrible no es sobrevivir sino tener una persona perdida, sin tener ninguna pista”

El 11 de mayo de 2002, Pedro Octavio Franco Bernal fue abordado en un bus y secuestrado por paramilitares. Según versiones de alias ‘Pollo’ y ‘Pirata’ fue asesinado, descuartizado y arrojado al río Guejar. Su esposa, Maribel Ceballos, quiso dar su testimonio a Rutas del Conflicto.

“Mi esposo, Pedro Octavio, era funcionario de la alcaldía de Vista Hermosa. Apenas se terminó el proceso de paz del Caguán recibió una amenaza telefónica. En ese momento, cuando se acabó la zona de distensión, todos los funcionarios públicos de estos municipios se convirtieron en objetivo militar. El 7 de mayo de 2002 salió en comisión de trabajo a Bogotá y jamás volvió.

El 10 de mayo hablamos por teléfono, él estaba en la casa de la mamá, visitándola por el cumpleaños, y conversamos de las cosas de la casa, lo normal. También me hizo algunas recomendaciones de un futuro sin él. A mí me late que presentía lo que iba a pasar. Pedro salió de Bogotá el 11 de mayo a las 6:50 a.m., yo lo esperé todo el día y nunca llegó.


 

En la noche vinieron los de la flota y me trajeron las maletas, me dijeron que lo habían bajado en la trocha 30. La gente que venía dentro del bus escuchó disparos.

 


Para esa época estábamos con el paramilitarismo a bordo. Mi esposo fue bajado por ‘paras’ y, según lo que ellos dicen, lo asesinaron, lo llevaron a la zona boscosa, lo descuartizaron y lo botaron al río.

Ha pasado mucho tiempo, hemos tocado todas las puertas existentes, pero nunca hemos tenido una respuesta concreta, sólo sabemos lo que ellos dicen. José Díaz Alcantar, alias ‘Pollo', dijo que habían sido ellos, pero que fue por una mala información. Alias ‘Pirata’ dice que fue siguiendo una orden, y así, se tiran la piedrita el uno al otro.

Para ellos todo el mundo era delincuente, nunca mataron a inocentes, sólo a gente culpable. Yo sé lo que había en mi casa, pero ellos tenían un monstruo fijado y eran los supuestos superhéroes que decían salvar a la patria y a Vista Hermosa de todos los guerrilleros.

Yo toda mi vida había estado en Vista Hermosa, llevaba una vida normal, teníamos un negocio, una familia, una casa, que también nos arrebataron los ‘paras’. Todo nos lo quitaron ellos. Mi familia y yo nos tuvimos que desplazar a Villavicencio luego de la desaparición de mi esposo. Ellos se quedaron acá a merced de todo lo que habíamos dejado, se apoderaron de la tierra y la dieron en comodato a diferentes personas.

Con el tiempo yo estuve donde alias ‘Pirata’ y dijo que nos tenían que devolver la casa. En ese momento, mi mami se devolvió de nuevo a Vista Hermosa y yo regresé en el 2008. Estar nuevamente en mi casa, sin estar de arrimados, sin tener que pasar miles de necesidades, de las que se pasan en la ciudad, ayuda a sanar las heridas.


 

Un día le dije a la fiscal: "¿Usted se imagina una escena como la que mi familia tuvo que vivir y que también han vivido miles de colombianos?"

 


Llegar a un lugar donde usted no conoce, no sabe dónde es arriba, dónde es abajo. Llegar a una nueva vida, con los pollos dentro de una jaula, con todo, es muy terrible.

Todo esto fue un vuelco total, porque prácticamente uno se queda sin manos sin pies, sin nada. Lo más terrible no es sobrevivir sino tener una persona perdida, sin tener ninguna pista. La verdad, de todas las cosas, esto es lo peor que le pueden hacer a un ser humano.

Se pierde el ánimo de seguir buscando, porque no es que pase el tiempo y a uno le deje de doler, aquí la cuestión es que pasa el tiempo y la crisis en el municipio es más aguda. Hay más conflicto a pesar de que la guerrilla se está yendo, tenemos conflictos internos que obviamente ustedes en la ciudad no conocen. Aparentemente todo está calmado, pero siguen desapareciendo a las personas, sigue habiendo desplazamiento. Para el mundo, Vista Hermosa es un paraíso terrenal, pero no es así”.