Lo que hay que saber para comprender el conflicto armado en Tumaco
La confrontación armada ha persistido en Tumaco durante más de 35 años. La guerrilla, los paramilitares y el crimen organizado han tenido un gran interés en este puerto de la costa nariñense por ser un punto estratégico para el tráfico de droga y armas, por su cercanía con la frontera con Ecuador y el acceso al océano Pacífico.
*Fotografía: archivo Alcaldía de Tumaco.
Dentro del plan de expansión de las Auc fue contemplado llegar a Nariño. Vicente Castaño le ordenó al jefe paramilitar y narcotraficante Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’, enviar un grupo de paramilitares a la zona en 1999. Poco antes, la guerrilla había lanzado dos ataques en la región costera nariñense, donde las Farc delinquían con el Conjunto Comando Occidental desde finales de los años setenta y el Eln, desde los años ochenta. Durante las negociaciones con el gobierno Pastrana, las guerrillas habían aumentado las hostilidades contra la fuerza pública y los pobladores más pudientes de la región.
Según escribió la periodista María Teresa Ronderos en su libro Guerras Recicladas, recién llegados, los ‘paras’ consiguieron respaldo de la Capitanía y de la Alcaldía de Tumaco, el municipio más importante del Pacífico nariñense. Para terminarse el año, los ‘paras’ realizaban ‘limpieza social’ y asesinaban a cualquiera que fuera señalado de tener una condición política de izquierda.
Seis meses después de la llegada paramilitar, Vicente Castaño le cedió el control del grupo al narcotraficante Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, exjefe del Bloque Central Bolívar, Bcb, como parte de una alianza nacional entre las Auc y el Bcb. ‘Macaco’ puso al mando a Guillermo Pérez Alzate, alias ‘Pablo Sevillano’, hermano de su mano derecha, alias ‘Julián Bolívar’, y le ordenó formar el Bloque Libertadores del Sur.
Después de haber asesinado al gestor de un consejo comunitario y a un periodista, los ‘paras’ anunciaron en agosto del año 2000 su llegada a Tumaco con grafitis y comenzaron las amenazas contra la Pastoral Social. Asesinaron y amenazaron algunos miembros de un grupo de desplazados de Putumayo y de Caquetá asentados en el municipio y durante ese mismo año allí perpetraron dos masacres.
A principios de 2001, guerrilleros de las Farc montaron varios retenes en la vía Tumaco – Pasto, lo que resultó en intensos enfrentamientos por el control del territorio con los paramilitares. En abril del mismo año, los ‘paras’ asesinaron al periodista Flavio Bedoya en una campaña de muerte contra quienes los contrariaban y en mayo se expandieron hacia Bocas de Satinga y El Charco. El 19 de septiembre mataron a la hermana y defensora de los derechos humanos Yolanda Cerón, frente a la iglesia de La Merced.
Los ‘paras’ amenazaron a los periodistas de programa radial que conducía la hermana Cerón, que atendía los problemas de las comunidades, y persiguieron a todos los que tramitaron la creación de consejos comunitarios en la región y buscaron que les fueran tituladas tierras colectivamente.
En los años siguientes, los ‘paras’ perpetraron numerosos crímenes como los asesinatos de los líderes sociales José Aristides Rivera y José Luciano Castillo y una masacre en la que torturaron y asesinaron a 20 personas en junio de 2004, en un corregimiento de Tumaco llamado Llorente. Según documentó el centro de investigación académica Cinep, los integrantes de la fuerza pública que se encontraban en la zona no reaccionaron ante los hechos.
El 30 de julio de 2005, cerca de 690 miembros del Bloque Libertadores del Sur se desmovilizaron en Taminango, Nariño. La Justicia le atribuye cerca de 1.600 víctimas. Este grupo paramilitar estuvo financiado sobre todo por la extorsión y el narcotráfico, delito que tiene a alias ‘Pablo Sevillano’, exjefe del Libertadores del Sur, pagando una condena de 17 años de prisión en Estados Unidos. María Teresa Ronderos también documentó que mientras este grupo paramilitar estuvo en la costa nariñense, las autoridades incautaron cerca de 3.100 kilos de cocaína y encontraron 39 laboratorios en la zona para su producción.
La banda criminal autodenominada ‘Los Rastrojos’ surgió después de la desmovilización de la mayoría de estructuras paramilitares entre 2004 y 2006, cuando narcotraficantes y exparamilitares bajo el mando de los hermanos Javier Antonio y Luis Enrique Calle Serna, alias ‘Los Comba’, se reorganizaron y continuaron delinquiendo en la Costa Pacífica, incluyendo Tumaco. El crimen organizado ocupó espacios que dejó el Bloque Libertadores del Sur y como sus antecesores, los ‘paras’, hizo acuerdos con miembros de la fuerza pública y le disputaron el control del negocio del narcotráfico a las guerrillas, en una guerra que solo en 2009 dejó a más de cien civiles inocentes muertos en Nariño.
En 2011, el Comando Conjunto Occidental de las Farc adoptó el nombre de Bloque Alfonso Cano, luego de que la fuerza pública acabara con la vida del exjefe guerrillero que usaba este mismo nombre como alias.
Hasta el 2013, ‘Los Rastrojos’ manejaron la mayoría de los negocios ilícitos en Tumaco, pero después de la captura de sus máximos jefes y el debilitamiento esta estructura criminal, las Farc pasaron a dominar dichos negocios. El portal Verdad Abierta documentó que en diciembre del año 2015 al menos 27 personas fueron asesinadas en este puerto de la Costa Pacífica, y que aunque la fuerza pública asegure que “se trataba de una pugna entre las redes de apoyo de las Farc”, otra hipótesis apunta a la llegada a la zona de la banda autodenominada ‘Los Urabeños’ o ‘Clan Úsuga’.
En un artículo publicado en el mismo portal en septiembre del presente año, líderes sociales aseguraron que algunos milicianos de las Farc se unieron a las bandas criminales para continuar con el negocio del narcotráfico en la zona. Según el último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2015), en zona rural de Tumaco se registraron cerca de 17.000 hectáreas sembradas de hoja de coca, el 18 por ciento de la producción nacional.
Actualizado el: Jue, 10/03/2019 - 00:48