Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: El Llorente

Presunto responsable:

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Yency Valeria Osorio (15 años)

Ivan Arturo Burbano (44 años)

Solima Vallecilla (25 años)

Otras dos víctimas sin identificar.


Tumaco, Nariño, 25 de septiembre de 2021

Actualizado el: Mié, 12/01/2021 - 22:22

En la noche del sábado 25 de septiembre de 2021 ocurrió la masacre número 73 de este año, según el registro de INDEPAZ. Diferentes medios de comunicación afirmaron que cinco personas fueron asesinadas y hubo cerca de una decena de heridos en un ataque con armas de fuego en horas de la madrugada por armados que llegaron en motocicletas a un establecimiento público en el corregimiento de El Llorente, municipio de Tumaco, Nariño. 

Las víctimas que fallecieron en el lugar del crímen fueron identificadas como Yency Valeria Osorio de 15 años, Iván Arturo Burbano de 44 y Solima Vallecilla de 25. Otras dos víctimas murieron horas después cuando estaban recibiendo asistencia médica. 

En una declaración pública,  el mayor general Álvaro Vicente Pérez Durán, comandante del Comando Conjunto Nº2 Sur Occidente, afirmó que el hecho puede atribuirse al grupo armado residual de las Farc Urías Rondón del Comando Coordinador de Occidente, específicamente a su cabecilla, alias ‘Javier’.

Tras un consejo de seguridad, en el que participaron representantes del Ejército y la Policía, el ministro de Defensa, Diego Molano, y autoridades locales, se ofreció una recompensa de 200 millones de pesos por alias ‘Javier’, quien presuntamente sería responsable de alrededor de 40 asesinatos entre los meses de agosto y septiembre. Según autoridades, los hechos ocurrieron en relación a la disputa violenta entre los grupos armados ilegales de las disidencias de la antigua guerrilla de las Farc, conocidos como Los Contadores, el Frente Oliver Sinisterra y Urías Rondón. Los conflictos son incentivados por el control de los cultivos de coca, así como del procesamiento de cocaína y de las rutas de narcotráfico hacia el Pacífico. 

También en otros municipios de Nariño como Barbacoas, Roberto Payán, Magüí Payán, la población se encuentra en condiciones humanitarias difíciles por los enfrentamientos armados, como lo reporta la ONG Médicos sin Fronteras. Según la organización, en estos municipios, que juntos forman la subregión del Triángulo de Telembí, se sufre de desplazamientos forzados masivos y amenazas, además de la inseguridad y el confinamiento por la instalación de minas antipersonales en algunas zonas. Frente a esta situación y para limitar el control territorial de los grupos armados, el gobernador de Nariño, John Rojas, pidió reforzar las fuerzas armadas en la zona.

Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: La Sucia

Presunto responsable:

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Carlos Carrasco       

Alejandro Carrillo

Yeber Carrillo

Alex Mendoza

Gerardo Úsuga.


Betania, Antioquia. 16 de octubre de 2021

Actualizado el: Mié, 12/01/2021 - 18:29

En la noche del 16 de octubre de 2021 fueron asesinadas cinco personas en una finca llamada La Bogotana, en la vereda La Sucia, municipio de Betania, Antioquia. Según los primeros informes de las autoridades, entre las víctimas se encontraban tres ciudadanos venezolanos y dos colombianos, identificados como Carlos Carrasco, Alejandro Carrillo, Yeber Carrillo, Alex Mendoza y Gerardo Úsuga. 

La versión de los hechos proporcionada por la alcaldía de Betania asegura que a la finca cafetera se acercaron dos hombres armados que hicieron creer a sus víctimas que eran miembros de la Policía Nacional. Posteriormente amenazaron a quienes se encontraban allí, entre ellos a dos menores de edad y asesinaron a disparos a las cinco personas ya mencionadas. 

Con este hecho van 12 masacres en el departamento de Antioquia en lo corrido del año de acuerdo con INDEPAZ.

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Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Santander de Quilichao

Presunto responsable:

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

María Isabel Ángulo 

Carlos Jiménez Delgado

Aleida Perafán

Juan David Guegue

Beatriz Cano


Santander de Quilichao, Cauca, 4 de junio de 2021

Actualizado el: Jue, 10/21/2021 - 12:25

En el casco urbano de Santander de Quilichao ocurrió una emboscada en medio de un retén de la policía, en el sector ‘La vuelta de la mamá’. A las 9:20 am  en este retén se detuvo un carro que transportaba a  miembros de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN). Después de pedirles sus cédulas y antes de que les dieran paso para continuar su camino empezó un estruendo de disparos. Los primeros en morir fueron la patrullera María Isabel Ángulo y el patrullero Carlos Jimenez Delgado por tiros de fusil. También murieron los comuneros indígenas, Aleida Perafán de 54 años y Juan David Guegue de 21 años, miembros de la ACIN y autoridades indígenas. Resultaron heridas cuatro personas más:  Beatriz Cano de 35 años y su pequeña hija Ayelen Guetio Cano de 6 años de edad, Cesar Galarza comunicadores indígenas, y Floresmiro Trochez, que fueron trasladados a la Fundación Valle del Lili, en Cali. 
 
La comunicadora Beatriz Cano,  que acompañó la resistencia de la comunidad Nasa, no sobrevivió a los tres impactos de bala. Fue diagnosticada con muerte cerebral y falleció el 7 de junio en ese centro médico en Cali. “El último tema que Beatriz Elena Cano Uribe alcanzó a reportear en su oficio como periodista fueron los abusos policiales cometidos en el marco del paro nacional, que ya completa 44 días”, reportó una fuente a El Espectador.
 
Según testigos y la policía , quienes dispararon pertenecen a grupos residuales de las Farc, sin embargo, continúan las investigaciones. 

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Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Alto Prado

Presunto responsable: Autodefensas Gaitanistas de Colombia, La Oficina Costeña, Los Pachenca

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

-Edison Manuel Carmona, 36 años -Jesús Alberto Torres -Richard Javier Parody, 19 años -Kevin Manuel Berrío, 27 años -Menor de edad de 15 años


Aracataca, Magdalena. 2 de agosto del 2021

Actualizado el: Mié, 10/20/2021 - 23:34

El Instituto para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, registró la masacre número 63 en lo corrido del año. El hecho ocurrió la noche del lunes 2 de agosto de 2021, cuando se presentó un atentado con arma de fuego en el barrio Prado Alto del municipio de Aracataca, Magdalena. En el ataque fallecieron dos hombres, Edison Manuel Carmona de 36 años y Jesús Alberto Torres Rebolledo. Dos días después, el miércoles 4 de agosto, falleció Richard Javier Parody de 19 años debido a la gravedad de las heridas ocasionadas. En el hecho también resultaron heridas dos personas, entre las que se encuentran Kevin Manuel Berrío de 27 años, y una menor de edad de 15 años. 

Esta masacre fue la segunda ocurrida en este municipio en lo transcurrido del 2021. La primera se dio el 19 de mayo cuando fueron asesinadas tres personas. También fue la segunda masacre en el país en los primeros cinco días de agosto luego de que se presentara la primera masacre en el municipio de Rioblanco, Tolima, el día 1 de agosto.

En este territorio se encuentran distintos grupos armados que hacen presencia de forma regular. La Defensoría del Pueblo, a través de la alerta temprana 018-10 informó de la presencia en el municipio de Aracataca de grupos armados no estatales y de delincuencia organizada. Así mismo, el alcalde del municipio de Aracataca, Luis Emilio Correa, citó a un consejo extraordinario de seguridad en el que estuvieron presentes los miembros de la Policía Nacional, el Ejército y la Fiscalía General de la Nación. De acuerdo con el medio digital Infobae, en este consejo se acordaron diferentes intervenciones en espacios públicos y privados del municipio, así como la verificación de antecedentes y requisas para prevenir nuevos hechos.

Entre los grupos que hacen presencia en esta zona del país, según Indepaz, están las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, La Oficina Costeña y Los Pachenca o Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada. Los primeros, mejor conocidos como Clan del Golfo, son el grupo armado organizado más grande del país, con presencia en el negocio del narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y las actividades sicariales. Tiene presencia en al menos 124 municipios y tendría 3.260 integrantes según reportes de la Policía Nacional compartidos con el periódico El Tiempo. 

La Oficina Costeña es una banda liderada por exjefes paramilitares de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia con centro de operaciones en Barranquilla. Este grupo armado organizado, también llamado Nuevo Bloque Costeño, tiene el objetivo de controlar el negocio del microtráfico en la capital del departamento del Atlántico, por lo que entra en constante disputa con el Clan del Golfo. El control de este negocio genera en Barranquilla la aparición de amenazas, reclutamiento juvenil, desplazamiento y asesinatos según datos de la Policía y la Fiscalía consultadas por La Liga Contra el Silencio. Además, este grupo estaría buscando su expansión hacia el departamento del Magdalena para el control regional de la zona del caribe según un investigador de la Policía para el medio Verdadabierta.com.

En el caso de  Los Pachenca, herederos de lo que se conocía como el bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas, son un grupo delincuencial organizado con presencia en la región del Caribe por medio del microtráfico. De acuerdo con Hoy, diario del Magdalena, uno de los cabecillas de la organización, Yorman Yesid Ibarra Mercado, identificado como alias Farid, fue capturado por las autoridades el día 20 de septiembre del 2021, dando un duro golpe a la denominada Troncal del Caribe que controla el negocio del microtráfico en esta región del país. 

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Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Entre la vereda La Sierra, La Machaca y La Sombra

Presunto responsable: Se desconocen los responsables

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Hermídes Quintero, Abelino Quintero, Jonatan Rapero Tovar, José Alberto Rodríguez Charry y Davier Rodríguez.


Masacre San Vicente del Caguán 26 de junio de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 15:30

La noche del 26 de junio de 2021, fueron asesinados cinco hombres, entre los poblados La Sierra, La Machaca y La Sombra, en San Vicente del Caguán, Caquetá. Dos de ellos eran hermanos. Las víctimas fueron Hermídes Quintero, Abelino Quintero, Jonatan Rapero Tovar, José Alberto Rodríguez Charry y Davier Rodríguez.

Sus cuerpos recibieron varios disparos y se encontraban junto a un cartel que decía: “Estos hombres fueron ajusticiados, por cuentas pendientes con las FARC-EP. Frente Edinson Cinco Mil, Bloque Oriental”. Un caso parecido a una de las masacres que también tuvo lugar en la región, el pasado 22 de abril del año en curso, en Cartagena del Chairá, donde también fue dejado un panfleto cerca al cuerpo de las víctimas, señalando que su asesinato se debió a su relación con las FARC-EP. La comunidad explica que hombres fuertemente armados llegaron hasta el lugar y atacaron a quienes se encontraban allí.

Según reportes de la ONG Indepaz, existe una fuerte presencia del frente 1, 2, 3, 7 y 62 de Gentil Duarte, y la columna Vladimir Steven, de la Segunda Marquetalia. Así mismo, la Defensoría del Pueblo, a través de su Alerta Temprana 001/19, ha señalado la reconfiguración del conflicto en el departamento tras la presencia de varios grupos armados residuales, que ha significado el aumento de asesinatos selectivos y el reclutamiento forzado de menores para sus filas. Es la cuarta masacre en el Caquetá y la número 45 durante el 2021 en Colombia.

Dos días más tarde, el 28 de junio de 2021, también se reportó el asesinato de otros dos hombres en horas de la noche. Uno de ellos en el caserío Las Damas, a tres o cuatro horas de San Vicente del Caguán. Sus nombres eran Ramiro Perez y Martín Barreiro, y se desconoce a los responsables.

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Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Vereda de Cerro Rico

Presunto responsable: Grupo armado residual de FARC Adán Izquierdo

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Juan Jacobo Pérez Juan Pablo Marín Nicolás Suárez Sara García Valentina Arias


Masacre de Buga, 24 de enero de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 15:06

Hacia las 3 de la mañana del 24 de enero de 2021, tres hombres armados irrumpieron en una celebración de jóvenes en la finca Santa Marta en la vereda Cerro Rico de Buga. Los sujetos que llegaron al lugar preguntaban por Jacobo Peréz Vasquez, hijo del ingeniero civil Wilson Alberto Pérez, dueño de la finca donde ocurrió la masacre. Ingresaron y dispararon contra los ocupantes de la finca, causando la muerte de Jacobo Pérez Vasquez, de 18 años de edad, y sus amigos con quienes compartía en el lugar: Juan Pablo Marín, Nicolás Suárez y Sara García, de 18 años; y Valentina Arias, de 17 años.

En primera medida, las investigaciones de la Fiscalía, tras la pista de un celular de uno de los victimarios que fue encontrado en el lugar, señalaron como presuntos responsables al grupo residual de las FARC Adán Izquierdo, cuyo principal accionar delictivo se concentra en el municipio de Sevilla (Valle del Cauca). También expusieron la hipótesis de que la masacre fue resultado de un intento de secuestro de Juan Jacobo Pérez, hijo del dueño de la finca, el ingeniero civil Wilson Alberto Pérez, por presuntamente no haber pagado una extorsión.

Según un artículo publicado por El Tiempo el 23 de marzo, el ministro de Defensa, Diego Molano, en una cumbre de seguridad en el Valle del Cauca, que tuvo lugar en Cali el 20 de marzo, confirmó las primeras capturas de los ‘disidentes’, tres presuntos integrantes del grupo Adán Izquierdo, tras un operativo del Ejército en zona montañosa en el que murió una mujer, de quien se desconoce su identidad, que habría estado con los detenidos. En este artículo se comenta que tras la pista de esta masacre también se relacionó a otras bandas dedicadas al crimen, la extorsión y asaltos en la región.

Para comprender los cambios y el recrudecimiento de la violencia en el Valle del Cauca y el Cauca, hay que remontarse a un punto de partida: la oleada de narcotráfico, paramilitarismo y presencia de grupos insurgentes del siglo pasado. En aquella década de los noventas se dieron unas configuraciones donde el conflicto se degradó radicalmente por la entrada del narcotráfico en todas las esferas de la sociedad civil y armada. Tanto la ciudadanía empresaria, terrateniente o desposeída, pasando por los gobiernos representando y manejando las fuerzas armadas, hasta los grupos insurgentes, paraestatales y delincuenciales, la mayor parte de la sociedad se inmiscuyó directa o indirectamente en el negocio del tráfico y producción del clorhidrato de cocaína.

Como lo menciona Nicole Bravo (2021) en su reporte para el medio La Silla Vacía, el norte del Valle era conocido por el cartel de narcotráfico que llevaba el mismo nombre en los 90 y que operó en Cartago, la ciudad más importante de esa subregión. Además, con la llegada del Bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en varias subregiones del Valle se dio una alianza entre agentes del Estado (de las Fuerzas Armadas o de Inteligencia), capos de este tipo de carteles y paramilitares, que en ese entonces tenía como objetivo eliminar un enemigo en común: los grupos armados que se auto-denominaban revolucionarios.

Existía presencia de grupos armados de distinta vertiente ideológica, desde el M-19 con una presencia más urbana en las laderas y zonas marginadas de la capital vallecaucana y algunas zonas veredales de corredores estratégicos, hasta guerrillas primordialmente rurales y campesinas como FARC, ELN y EPL. Ese escenario con tanta multiplicidad fue el antecedente de lo que muchos teóricos llamaron “la complejización del conflicto”. Al no haber dos bandos claramente identificados, tenían lugar en diversas partes del departamento disputas territoriales en una guerra de todos contra todos, que puede verse de forma más manifiesta en las fronteras del Valle con el departamento del Chocó.

Era un caldo de cultivo y un revuelto armado, ideológico y de lucro delincuencial que preparó y causó un contexto con unos actores y dinámicas que sirven de punto de partida para entender a los fenómenos de violencia a los que ahora asistimos en la actualidad; unas presencias sofisticadas, clandestinas y fragmentadas de grupos como EPL, ELN, bandas criminales que responden a intereses y disputas locales (por ejemplo, las BACRIM de Buenaventura llamadas La Local y La Empresa), Grupos Armados Residuales o disidencias de los dos acuerdos de paz (tanto el de los paramilitares con el gobierno Uribe, como el de las FARC con el gobierno Santos) y actores que completan una cadena a nivel micro y responden a dinámicas de mercados ilícitos de drogas, armas, extorsión y hurto.

Los municipios en los que estos grupos han tenido incidencia principalmente han sido Bolívar, El Dovio, Buga, Tuluá, Florida, Sevilla, Bugalagrande, Cartago, Buenaventura y Cali con su zona metropolitana (Palmira, Candelaria y Jamundí). La historia demostraría que con las disoluciones y capturas, de los cárteles y sus capos, el narcotráfico no acabaría ni entraría en crisis sino que mutaría, dejando de tener tanta influencia en la zona, pero reestructurándose por medio del microtráfico.

Los grandes carteles u oficinas de delincuentes de hace dos décadas dejaron de ser los que definen el mercado de drogas, ahora hay un mercado interno que depende de una oferta local. Así lo explica el experto en crimen organizado Alberto Sánchez (citado por Bravo, 2021). Y es que la violencia ahora es más selectiva pues no conviene que se demuestre su sistematicidad como se hizo en otras épocas con masacres y hechos victimizantes ocurridos en Sevilla, Trujillo, Buga y Buenaventura.

No, lo que aprendieron los nuevos capos y grupos al margen de la ley, es que no se trata de eliminar a todo contrincante o presunto enemigo para conseguir un monopolio del poder local, sino que se debe sobornar autoridades, asesinar de manera graneada y esporádica intentando vincular los hechos violentos con otras causas, establecer alianzas bajo cuerda con sectores formalmente establecidos (empresariado e industria del Valle) y mantener un bajo perfil. De esta forma, se mantiene más el negocio y no se corren riesgos innecesarios que tomaban en otras épocas los reconocidos y afamados capos del narcotráfico en el Valle del Cauca.

Antes de finalizar, es necesario resaltar varias cosas; aunque se haya transformado la forma en la que operan, siguen siendo los mismos fines: el lucro ilícito y la disputa de territorios estratégicamente posicionados por sus recursos y rutas. También, el hecho de que se haya complejizado y degradado el conflicto no quiere decir que los grupos armados, tanto los que nacen ideologizados y con pretensiones de toma del poder así como los que buscan dominar y mantenerse en un mercado ilegal, no cuenten con aceptación y legitimidad provenga de su actuar político o criminal.

Por todo ello es que se puede concluir que las dinámicas son lo único que cambia, ya que los actores son muchas veces los herederos e incluso los mismos de hace dos o tres décadas, solo que aprendieron y se mimetizaron ante el cambio en la permisividad que el Estado profería tan flagrantemente desde antaño. Ahora las redes, internet y muchos cambios tecnológicos que no responden a una lógica nacional influyen en las formas que se trafica, negocia y produce la droga. Sin embargo, de fondo y principalmente, sigue sin tratarse el tema desde la demanda y se ataca con un enfoque a la oferta, todavía se busca eliminar el producto natural con aspersión o fumigación aérea y todavía se ataca al criminal y no al sistema de falta de oportunidades educativas y laborales que lo genera.

Juan Manuel Torres, sociólogo y coordinador de la oficina Pares Pacifico en Buenaventura de la Fundación Paz y Reconciliación, explica que el Valle del Cauca y el Cauca están conectados primero a nivel regional por el grupo Armado Adan Izquierdo que opera en la cordillera occidental, por la zona de Tuluá, Buga e incluso Sevilla. Además, tienen la conexión del Naya, la conexión de Jamundí con Los Farallones y la conexión con la costa Pacífica caucana. Estas características geográficas favorecen la conexión entre departamentos. También, se debe considerar que Cali, Jamundí y estas zonas del centro del Valle ha sido donde se hacen los grandes negocios del narcotráfico. En el Valle es que viven los grandes capos y además Cali es un corredor importante, no solo para la cocaína, sino que también es un corredor para las armas.

Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Corregimiento La Chaparrala, vereda Quebrada Arriba

Presunto responsable: Se desconocen los responsables

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Arley Darío Morales, Alexander Sucerquia , Gilberto Arnoldo Higuita Sucerquia y ds víctmas más que no han sido identificadas.


Masacre de Andes, 25 de abril de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 14:17

El 25 de abril de 2021 en Andes, Antioquia, fue perpetrada la que sería la masacre 32 en Colombia, la segunda en ese municipio en lo corrido del año. Ocurrió en una finca del corregimiento La Chaparrala, en la vereda Quebrada Arriba, a unos 30 minutos del casco urbano. Al igual que en la masacre anterior en este municipio, las víctimas fueron cinco recolectores de café, que fueron sacados a orillas de la carretera por hombres armados y posteriormente asesinados. Hasta el momento han sido identificados tres de ellos: Arley Darío Morales, Alexander Sucerquia y Gilberto Arnoldo Higuita Sucerquia, ninguno era oriundo del municipio; de hecho dos de ellos habían llegado la noche anterior a la masacre. De las otras dos víctimas, solo se sabe que también eran hombres. Respecto a los posibles responsables, las autoridades del municipio no se han pronunciado.

Andes es un municipio ubicado en el Suroeste de Antioquia, una de las nueve subregiones en las que está dividido el departamento. Su principal actividad económica es el cultivo de café y para Carlos Zapata, coordinador del Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación (IPC), esta masacre y otras en el Suroeste antioqueño, se dan en medio de la disputa por el control del microtráfico al interior de las haciendas cafeteras. Y es producto de la “proyección de una violencia urbana que se había caracterizado por estar presente en el Valle de Aburrá y que desde hace unos cinco años, tiene una proyección constante hacia la región del Suroeste antioqueño”, explica Zapata, quien además asegura que “desde hace más de una década se viene volviendo a la población recolectora de café adicta al consumo de sustancias psicoactivas. Entonces lo que está sucediendo es que las organizaciones del Valle de Aburrá empezaron a trasladar plazas de vicio incluso directamente a fincas y haciendas cafeteras”.

Zapata explica que, al Suroeste antioqueño, en primer lugar llegaron las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, con combos del corregimiento San Antonio de Prado, de La Miel, del municipio de Caldas; combos de la Comuna Trece de Medellín, entre otros; pero hubo una ruptura y la gente de La Miel empezó a denominarse Clan del Golfo y a enfrentarse por el control del territorio contras las AGC. Además, hay presencia de la Oficina de Envigado, sobre todo con combos del oriente de Medellín. “Clan del Golfo” es un nombre que el Estado ha usado para referirse a las AGC, pero en este territorio específico ocurre la particularidad de que, debido a la ruptura entre los combos que inicialmente llegaron, unos continúan dándose a conocer como AGC y otros, los mencionados anteriormente, como Clan del Golfo.

Duvan Graciano, personero del municipio y Frank Vanegas, editor de orden público, paz y derechos humanos del medio de comunicación local Conexión Sur de Andes, coinciden en que en el municipio de Andes, el control del tráfico de estupefacientes lo ha tenido la Oficina de Envigado y la disputa, desde hace unos cinco años, se da porque el Clan del Golfo “está queriendo ingresar, con acciones muy crueles, a controlar las plazas en la zona rural y el casco urbano”, afirma Vanegas, además, Graciano explica que lo que está sucediendo en Andes, se relaciona con la problemática de Betania y Ciudad Bolívar, “yo lo denomino conflicto en diagonal, porque los municipios de Ciudad Bolívar, Betania y Andes, incluso Jardín, están ubicados en zona en diagonal hacia el departamento del Chocó, donde tiene un gran posicionamiento el Clan del Golfo. Andes, además, tiene fronteras con el departamento de Risaralda, por lo que es un municipio estratégico para corredores de narcotráfico. Entonces, lo que se viene presentando es una avanzada de grupos armados en el territorio, para tener el control del mismo y poder negociar con las rentas internas y las internacionales”.

Adicional a esto, Graciano explica que La Chaparrala, donde ocurrió la masacre, es un corregimiento estratégico porque existe baja presencia de la fuerza pública y de allí se mueven hacia el corregimiento de Tapartó y al de Santa Inés. También se van hacia el municipio de Betania y de Betania hacia el de Ciudad Bolívar.

Las épocas de recolección de café en el Suroeste antioqueño van de septiembre a diciembre de cada año, después hay un período de recolección de menor importancia, conocido como la traviesa. En Andes es aproximadamente entre abril y mayo de cada año y, según Frank Vanegas, son estos periodos en los que se presentan las masacres, aumentan los homicidios, el consumo de drogas, lícor y la prostitución, debido a que al municipio, de 50 mil habitantes, llegan aproximandante 5 mil personas oriundas de otros municipios y departamentos y “así es muy dificíl poder ejercer algún control”, además también aumenta la circulación de dinero en efectivo.

Cuando indagamos por otras victimizaciones en Andes, encontramos que hay extorsiones, desplazamiento de familias que no pagan las vacunas exigidas por los grupos armados ilegales, o que se van por miedo y amenazas. De hecho, el mismo día de esta masacre, una familia denunció que les pidieron 10 millones de pesos. Tuvieron que irse, escoltados por la Policía, porque no tenían con qué pagarlos. Además, recientemente se habla de desapariciones forzadas, por el hallazgo de un cuerpo enterrado en el patio de una casa, en una vereda del corregimiento. En 2020 hubo 40 homicidios y para el 7 de mayo de 2021, ya iban 31.

Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Vereda La Vela

Presunto responsable: Se desconocen los responsables

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Carlos Arturo Marulanda, Jesús Antonio García Marulanda, Alexander Benítez y dos víctimas más que no han sido identiicadas.


Masacre de Andes, 17 de febrero de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 14:13

El 17 de febrero de 2021 en Andes, Antioquia, fue perpetrada la que sería la masacre número 12 en Colombia, en lo corrido del año. El hecho ocurrió en la finca La Ilusión de la vereda La Vela. Allí, según una publicación de El Tiempo, llegaron cinco hombres armados, ingresaron al lugar donde dormían los trabajadores, recolectores de café, sacaron a seis de ellos y asesinaron a Carlos Arturo Marulanda, de 51 años, oriundo del Valle del Cauca; a Jesús Antonio García Marulanda, de 50 años, del municipio de Pereira; a Alexander Benítez, de 31 años, del municipio de Andes, y a dos hombres de los que, a la fecha de escribir este texto, no se conocían sus nombres ni lugares de origen. El sexto hombre, identificado como Filemón Rodríguez, de 37 años, quedó herido.

Andes es un municipio ubicado en el Suroeste de Antioquia, una de las nueve subregiones en las que está dividido el departamento. Su principal actividad económica es el cultivo de café y para Carlos Zapata, coordinador del Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación (IPC), esta masacre y otras en el Suroeste antioqueño, se dan en medio de la disputa por el control del microtráfico al interior de las haciendas cafeteras. Y es producto de la “proyección de una violencia urbana que se había caracterizado por estar presente en el Valle de Aburrá y que desde hace unos cinco años, tiene una proyección constante hacia la región del Suroeste antioqueño”, explica Zapata, quien además asegura que “desde hace más de una década se viene volviendo a la población recolectora de café adicta al consumo de sustancias psicoactivas. Entonces lo que está sucediendo es que las organizaciones del Valle de Aburrá empezaron a trasladar plazas de vicio incluso directamente a fincas y haciendas cafeteras”.

Zapata explica que, al Suroeste antioqueño, en primer lugar llegaron las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, con combos del corregimiento San Antonio de Prado, de La Miel, del municipio de Caldas; combos de la Comuna Trece de Medellín, entre otros; pero hubo una ruptura y la gente de La Miel empezó a denominarse Clan del Golfo y a enfrentarse por el control del territorio contras las AGC. Además, hay presencia de la Oficina de Envigado, sobre todo con combos del oriente de Medellín. Esta masacre, según la publicación de El Tiempo, la Policía se la atribuyó al Clan del Golfo y hasta el momento de escribir este texto, no se conocían avances en la investigación. “Clan del Golfo” es un nombre que el Estado ha usado para referirse a las AGC, pero en este territorio específico ocurre la particularidad de que, debido a la ruptura entre los combos que inicialmente llegaron, unos continúan dándose a conocer como AGC y otros, los mencionados anteriormente, como Clan del Golfo.

Duvan Graciano, personero del municipio y Frank Vanegas, editor de orden público, paz y derechos humanos del medio de comunicación local Conexión Sur de Andes, coinciden en que en el municipio de Andes, el control del tráfico de estupefacientes lo ha tenido la Oficina de Envigado y la disputa, desde hace unos cinco años, se da porque el Clan del Golfo “está queriendo ingresar, con acciones muy crueles, a controlar las plazas en la zona rural y el casco urbano”, afirma Vanegas, además, Graciano explica que lo que está sucediendo en Andes, se relaciona con la problemática de Betania y Ciudad Bolívar, “yo lo denomino conflicto en diagonal, porque los municipios de Ciudad Bolívar, Betania y Andes, incluso Jardín, están ubicados en zona en diagonal hacia el departamento del Chocó, donde tiene un gran posicionamiento el Clan del Golfo. Andes, además, tiene fronteras con el departamento de Risaralda, por lo que es un municipio estratégico para corredores de narcotráfico. Entonces, lo que se viene presentando es una avanzada de grupos armados en el territorio, para tener el control del mismo y poder negociar con las rentas internas y las internacionales”.

Las épocas de recolección de café en el Suroeste antioqueño van de septiembre a diciembre de cada año, después hay un período de recolección de menor importancia, conocido como la traviesa. En Andes es aproximadamente entre abril y mayo de cada año y, según Frank Vanegas, son estos periodos en los que se presentan las masacres, aumentan los homicidios, el consumo de drogas, lícor y la prostitución, debido a que al municipio, de 50 mil habitantes, llegan aproximandante 5 mil personas oriundas de otros municipios y departamentos y “así es muy dificíl poder ejercer algún control”, además también aumenta la circulación de dinero en efectivo.

Cuando indagamos por otras victimizaciones en Andes, encontramos que hay extorsiones, desplazamiento de familias que no pagan las vacunas exigidas por los grupos armados ilegales, o que se van por miedo y amenazas, y recientemente se habla de desapariciones forzadas, por el hallazgo de un cuerpo enterrado en el patio de una casa, en una vereda del corregimiento. En 2020 hubo 40 homicidios y para el 7 de mayo de 2021, ya iban 31.

Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Vereda Oropoma

Presunto responsable: Se desconocen los responsables

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Winston Prada Puentes, Heimer Ortiz Ballesteros, José Luis Vega Plata, Jesús Alberto Vega y Robinson Garay Barbos


Masacre de Ábrego, 6 de marzo de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 14:12

Winston Prada Puentes, Heimer Ortiz Ballesteros, José Luis Vega Plata, Jesús Alberto Vega y Robinson Garay Barbos son las cinco víctimas de la que, según datos de Indepaz, sería la masacre número 17 perpetrada en Colombia en lo corrido de este 2021. Estos hombres, de entre 20 y 24 años, se encontraban la noche del sábado 6 de marzo en el billar Los Bienvenidos, ubicado en la vereda Oropoma del municipio de Ábrego, en Norte de Santander, cuando, en tres motocicletas, llegaron seis hombres encapuchados y armados. Uno de ellos, según el relato de algunos testigos, ingresó al lugar mientras los demás esperaban afuera y perpetró la masacre.

Según Marcos*, un hombre que por su trabajo frecuenta y conoce lo que sucede en Ábrego y sus corregimientos, los cinco hombres asesinados eran agricultores, pero uno de ellos “no estaba departiendo como los otros cuatro. Hablo de José Luis Vega Plata, quien estaba ahí porque la mujer atendía en el billar y él iba a recogerla”. Según le contó un sobreviviente de la masacre, al billar “entró un tipo, encañonó a uno de los que estaban ahí, miro alrededor y dijo: todos los que están aquí se van a morir, y empezó a disparar”. Marcos* también contó que algunos intentaron huir por las ventanas y que, además de los muertos, quedaron otros hombres heridos. Según una publicación de Infobae, los heridos fueron identificados como Diego Andrés Ortiz Guerrero de 20 años, José Julián Jiménez Coronel de 21 años, Deiby Sarabia Guevara de 21 años y Cristian Camilo Torrado Prada de 22 años, y fueron trasladados al hospital Noroccidental de Ábrego y al hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña.

Ábrego es un municipio que pertenece a la subregión del Catatumbo, ubicado en el noreste del departamento de Norte de Santander. Allí, según algunos medios de comunicación y el mismo Marcos*, hay presencia del Ejército de Liberación Nacional -ELN-, grupos residuales del Frente 33 de las Farc y el Ejército Popular de Liberación -EPL-, a quiénes se les conoce popularmente en la zona como Los Pelusos. Sin embargo, a la fecha de realizar esta entrevista, el 13 de mayo de 2021, las autoridades no habían señalado a ningún responsable y ninguno de estos actores armados ilegales se había adjudicado la masacre.

En esta zona, según explica Marcos*, hay un conflicto interno relacionado con el control de los cultivos ilícitos, el contrabando de combustible y, en un tercer nivel, el control de la minería ilegal. “Las guerrillas (ELN y EPL), que en años anteriores tenían acuerdos que incluían la división de las zonas donde podían estar y operar, el precio de compra y venta de la pasta de coca y las obligaciones que les correspondían a cada una, empezaron a tener problemas [...] porque los unos empezaron a querer comprar más barato y vender más caro de lo acordado, o empezaron a amenazar a las familias que les vendían al grupo contrario”, contó Marcos*, quien agregó que otro factor de discordia fue que al EPL lo empezaron a catalogar ya no como un grupo guerrillero sino paramilitar.

Tras la masacre, Diego Molano, ministro de Defensa de Colombia, fue al territorio para liderar un consejo de seguridad y en una rueda de prensa, dijo que “existían personas que aparentemente pertenecían a la organización criminal de Los Pelusos que estaban en el sitio”. Por estas declaraciones, Juan Carlos Vega, Deiner Ortiz y nueve familiares más de las víctimas de esta masacre, hicieron un video en el que le exigieron al ministro de Defensa retractarse. “Exigimos que limpien el nombre del hermano mío, que se retracten. Los compañeros que murieron ahí no son ninguno delincuente. Todos son trabajadores de la vereda. Son inocentes”, dijo Juan Carlos Vega, quien cuando ocurrieron los hechos, se encontraba en el billar con su hermano Jesús Alberto Vega, víctima de esta masacre. “Winston Prada era un muchacho trabajador, labrador del campo, un inocente que no se metía con ninguno. No es justo lo que están diciendo, señor ministro. Le exijo que se retracte de lo que dijo a nivel nacional. Ellos no eran ningunos guerrilleros como usted los está haciendo pasar. ¿Por qué dice eso sin ninguna justificación, sin haber investigado?”, añadió en el video el hermano de esta víctima, mientras los demás familiares entonaban: “le exigimos, le exigimos”.

El 25 de agosto de 2020, había ocurrido una masacre en la vereda de Capitanlargo, zona rural de Ábrego, que dejó a tres víctimas. Y en general, en la zona del Catatumbo, según Marcos*, hay secuestros, desapariciones forzadas, homicidios y estigmatización a personas que ejercen liderazgos o investigan más de la cuenta. “Aquí es difícil ser líder social porque si te metes con alguien que tiene poder, te amenazan o te matan. Tienes que atenerte a las consecuencias”, aseguró Marcos*, quien agregó que allí los grupos armados ilegales imponen castigos a quienes tienen conductas “indebidas”, castigos que pueden terminar en desplazamientos forzados. Además, “aquí los grupos armados ilegales hacen ‘limpiezas sociales’. Cuando hay robos o algo así la misma gente se los pide”, porque, explica Marcos*, el Estado no hace suficiente presencia en el territorio y terminan siendo los grupos armados ilegales los que intervienen.

*Nombre cambiado por seguridad de la persona entrevistada.

Datos principales

Municipio y departamento: ,

Vereda y corregimiento: Vereda Fátima

Presunto responsable: Se desconocen los responsables

Fecha: / /

LISTADO DE VÍCTIMAS

Se desconocen sus nombres


Masacre de Roberto Payán, 31 de enero de 2021

Actualizado el: Lun, 07/19/2021 - 14:01

El domingo 31 de enero de 2021 fueron halladas tres fosas comunes, con cinco cuerpos, en el corregimiento de Sanchéz, vereda Fátima, en límites entre los municipios de Olaya Herrera, Satinga y Roberto Payán, Nariño. Según medios regionales, las víctimas habrían sido asesinadas el 30 de enero, tras emprender un viaje desde el corregimiento de Zaragoza de López de Micay, Cauca, para trabajar.

La lancha en la que se movilizaban fue abordada por un grupo armado, en medio de lo que parecía un retén. Solo una persona sobrevivió al ataque, e informó a la base militar que se encontraba en la zona lo ocurrido —sobre las seis de la tarde— y los condujo hasta el lugar de los hechos. Esto facilitó el hallazgo de los cuerpos.

Las víctimas fueron Jimmy Jairo Triviño, Jairo Renteria Riascos, Javier Castro, Luis Eduardo Valencia y James Rosendo, quienes tras ser asesinados con arma de fuego, sus cuerpos fueron enterrados entre Roberto Payán y el Charco, Nariño, ruta de salida al Pacifico nariñense donde delinquen grupos armados como el frente Oliver Sinisterra, el Eln y Los Contadores, estructura heredera del narcotráfico en la zona.

La Fuerza de Tarea Conjunta de Estabilización y Consolidación Hércules, junto a la Brigada de Infantería de Marina y en coordinación con la Policía Judicial, a través de un comunicado emitido el 1 de febrero de 2021, dijeron encontrarse adelantando el proceso de investigación para esclarecer si los cuerpos encontrados corresponden con las personas reportadas como desaparecidas el día 13 de enero, además de establecer quiénes fueron los responsables.

La disputa entre el Frente Oliver Sinisterra y el Bloque Alfonso Cano, ha afectado durante el último año al municipio de Roberto Payán, y se ha sumado con la séptima masacre en Colombia durante su primer mes del año 2021.

El Nariño, a causa de sus particularidades geográficas, ha significado para el negocio del narcotráfico una zona estratégica. Cuenta con un corredor estratégico, que va desde la Cordillera Occidental, hacia el cordón fronterizo colombo-ecuatoriano, y desde la Cordillera Central, hasta el Triángulo de Telembí, en la costa pacífica nariñense, donde los grupos ilegales han conseguido poco a poco ocupar y disputarse el territorio.

Según la Fundación Desarrollo y Paz, Fundepaz, organización defensora de derechos humanos y promotora del desarrollo sostenible en Colombia, quienes delinquen en Nariño son grupos armados organizados como el Eln y el Clan del Golfo (aliado del Frente Oliver Sinisterra), grupos armados organizados residuales, conocidos como el Frente Oliver Sinisterra, Bloque Alfonso Cano y Los Contadores, y los grupos armados delincuenciales, llamados Los Negritos y Cordillera Sur.

La Segunda Marquetalia se encuentra en las zonas de cordillera, desde donde pretende ingresar al Cauca, a través del municipio de Santa Bárbara de Iscuandé y Magüi Payán —frontera con el Ecuador y el Océano Pacífico—, hacia el río Patía. También están presentes sobre la costa pacífica, especialmente sobre el río Mejicano, y el Mira, cerca a Tumaco, donde hay presencia de Los Contadores y el frente Gentil Duarte, con quien además de disputarse el control territorial, pelean el reconocimiento historico y politico de la extinta guerrilla Farc-Ep.

En el Triángulo de Telembí hay presencia del Ejército de Liberación Nacional, Eln, y en los municipios del Charco, Santa Bárbara y Magüi Payán, del Clan del Golfo, a cargo de Erlein Valencia Villa, alias ‘El Morocho’, aunque ahora está bajo el mando de alias ‘Matamba’, quien sembró terror en Policarpa, El Rosario y Leiva un par de años atrás.

Además, los enfrentamientos entre el Frente Oliver Sinisterra y el Bloque Alfonso Cano, además de afectar a Roberto Payán, también han afectado a Magüi Payán, Olaya Herrera y El Charco. Por lo que su presencia no solo ha reconfigurado el conflicto en la región, y la disputa de las rutas del narcotráfico en Nariño, también ha aumentado los hechos victimizantes contra la población.

La Defensoría del Pueblo reportó una masacre el 15 de agosto de 2020, que cobró la vida de ocho personas en la vereda Santa Catalina, del municipio de Samaniego. El 9 de diciembre del mismo año, alertó que más de 4.000 personas estaban confinadas por el conflicto armado y reportó 43 desplazamientos que afectaron a 14 mil personas en todo el departamento, y ha emitido desde 2017, cerca de 161 alertas tempranas ante el aumento del reclutamiento y la violencia sexual contra menores —donde algunas de las jovenes reclutadas son convertidas en esclavas sexuales— ,especialmente en la costa pacifica.

Así mismo, registró que el 13 de enero de 2021 fueron desaparecidas 11 personas provenientes de Tumaco, cuando iban rumbo al municipio de Mosquera. Días más tarde, el 20 de enero, 99 familias afrodescendientes llegaron al municipio de Roberto Payán tras ser desplazadas de su comunidad en Cocal, Barbacoas. Además, hasta la fecha se han reportado 3.141 personas desaparecidas, y 57 desplazamientos masivos.

La ONG Indepaz, durante el primer semestre de 2021, ha registrado seis masacres en Nariño, dos de ellas en Tumaco, y las demás en Policarpa, Roberto Payán, Sotomayor y Samaniego.