Al Saldaña, como otros tantos ríos en Colombia, la violencia lo convirtió un cementerio. En el sur del Tolima saben que esas aguas han arrastrado cuerpos desde que la guerra llegó al territorio en la década de los 50.

Uno de esos tantos cuerpos fue el de Cristóbal Álvarez Ávila. El 21 de abril de 2001, Cristobal iba hacia la vereda de Puerto Saldaña en un vehículo público cuando paramilitares del Bloque Tolima lo bajaron a la fuerza. Lo amarraron, le dispararon y, al ver que aún estaba vivo, lo apuñalaron en varias ocasiones. Después abrieron su tórax y lo arrojaron al río, según lo documentó en una sentencia la sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá. Sus familiares nunca encontraron el cuerpo.

Este río bien podría contar la historia de la violencia en el sur y suroccidente de Tolima. Por la cuenca de su cauce han transitado varios grupos armados: paramilitares, guerrillas y miembros de la fuerza pública. En siete de los 12 municipios que atraviesa el Saldaña, el CNMH registró 18 masacres.

El sur del Tolima fue clave en el nacimiento de las FARC en la década de los 70. En los 90, el Frente XXI logró controlar el corredor estratégico que conecta los departamentos del Cauca y Valle del Cauca con el páramo de Sumapaz y los Llanos Orientales. La mayoría del territorio era controlado por la guerrilla, a excepción del lugar en que fue asesinado Cristóbal: Puerto Saldaña.

En las montañas de esta vereda empezaron a conformarse pequeños grupos de autodefensas que recibieron el apoyo de la Casa Castaño a mediados de los 90. Así nació el Bloque Tolima de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc.

Con la llegada de los ‘paras’ aumentó la violencia. En una puja por el territorio los habitantes de Puerto Saldaña y la inspección vecina, Herrera, quedaron aislados. En la primera, actuaba el Bloque Tolima y, en la segunda, las Farc. Para los habitantes, ir de un lugar a otro era firmar una sentencia de muerte.

Al lado del cementerio de Puerto Saldaña el Bloque Tolima instaló un retén. Todo desconocido o habitante de Herrera que pasara, era detenido. “Ahí los descuartizaban y los empacaban en unas bolsas negras. Al borde de la carretera pasa el río, entonces los tiraban allá, al río Saldaña”, cuenta un habitante de la región.

Este testimonio da cuenta de la sevicia que usaron los paramilitares para amedrentar a los habitantes. Las Farc hicieron algo similar en Herrera. En esta inspección se unen el río Saldaña y el río Hereje, allí los guerrilleros lanzaron los cuerpos de varios forasteros acusados de colaborar con los ‘paras’ o el Ejército.

El registro periodístico más reciente relacionado con desapariciones forzadas en este río data de enero de 2012. Según el medio local Ecos del Combeima, en el municipio de Saldaña, zona en la que el río desemboca en Magdalena, las autoridades “hallaron una cabeza, dos troncos, un  fémur, miembros inferiores y uno superior, una parte de una pierna, al parecer se tratan de dos a tres cuerpos”.