En julio de 2005, el gobierno de Álvaro Uribe determinó que los miembros de las Autodefensas Campesinas del Meta y Vichada (Acmv) que quisieran desmovilizarse debían concentrarse en “La María”, finca de la vereda San Miguel, Puerto Gaitán. Así sucedió, y en agosto de ese mismo año, 209 exparamilitares entregaron armas en el mismo municipio en el que las Acmv convirtieron el Río Yucao en un cementerio.

El Yucao empieza en Puerto López y termina en Puerto Gaitán. Fue este mismo recorrido el que salió a hacer, por carretera y en su moto, José Norman Quiceno Loaiza el 25 de septiembre de 1998. Sin embargo, nunca lo terminó. Cuando iba pasando sobre el puente que cruza el río, alias “Boyaco” y “Tintín”, miembros de las Acmv, lo detuvieron, asesinaron y arrojaron al río. Su esposa, Sonia Cuellar, nunca ha tenido un cuerpo al que enterrar, según lo documentó en una sentencia la sala de Justicia y Paz del Tribunal de Bogotá.

En versión libre del 4 de febrero de 2010, Miguel Ángel Achury, alias ‘Miguelito’, confesó que ordenó asesinar a José Norman porque, supuestamente, estaba entregando a la Sijin información sobre los delitos que las Acmv cometían en la región.

La presencia de los paramilitares en Meta se remonta a mediados de los 80, cuando esmeralderos y narcotraficantes llegaron al departamento en busca de tierras y formaron sus ejércitos privados. A la mayoría de estos ejércitos se les conocía como ‘Macetos’, nombre común para los ‘paras’ de la época. En Meta, especialmente, estos grupos se caracterizaron por el asesinato a líderes de izquierda y de la UP entre 1985 y 1993.

En 1994, 5 años después de la muerte del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, varios de esos ejércitos privados se reorganizaron bajo el mando de José Baldomero, alias ‘Guillermo Torres’ y formaron un grupo paramilitar autodenominado ‘Bloque Oriental’, años después Acmv. Sin embargo, por la región empezó a decirse que no eran más que el ejército personal del esmeraldero Víctor Carranza, por lo que se les conocía como ‘Los Carranceros’.

Paradójicamente, el nombre del bloque con el que las Farc actuaron el Meta desde 1982 era el mismo nombre del grupo paramilitar comandado por José Baldomero. El departamento se convirtió en los años 90 en una de las mayores zonas de influencia de la guerrilla. Tanto, que fue la sede del Estado Mayor del Bloque Central (ESBO) y llegó a tener hasta 8 frentes y dos columnas móviles actuando en el territorio. La disputa con los ‘paras’ por el control del corredor Puerto Gaitán - Puerto López - San Martín explica gran parte de la violencia en el Meta.