El Guejar nace en Lejanías y desemboca en el Ariari. Es un río famoso: muy cerca de su nacimiento se encuentran las piscinas azules, destino natural por excelencia. A esto debe su fama, no tanto a su historia como testigo de la violencia.

El 20 de junio de 2004, Gustavo Quitián, integrante del Bloque Centauros, decidió escaparse del grupo paramilitar y desmovilizarse de forma individual. Menos de un año después, el 14 de mayo de 2005, Alias ‘Chimichagua’, como llamaban a Quitián, salió de su casa y nunca volvió.

En 2009, Manuel de Jesús Pirabán y Luis Alex Arango, también exparamilitares, confesaron que lo habían asesinado por “problemas de indisciplina”. Le dieron 200 disparos y arrojaron su cuerpo al Río Guejar a la altura del municipio de Vista Hermosa. Según ellos, ‘Chumichagua’ estaba rezado y esa era la única forma de asesinarlo.

Vista Hermosa hizo parte de la zona de distensión del Caguán. Durante tres años, entre enero de 1999 y febrero de 2002, el municipio concentró a parte de las filas de las Farc mientras se daban los diálogos de un proceso de paz fallido.

Desde la creación de la zona de distensión, las desapariciones forzadas empezaron a aumentar en en territorio. Tanto, que en el 2002 se presentó el mayor número de víctimas de este delito en Meta: 1272, según el Registro Nacional de Víctimas.

Después de la ruptura del proceso de paz, la violencia en estos municipios siguió en aumento. Las Farc se habían fortalecido militarmente y el Bloque Centauros de las Auc empezó a disputarse el territorio con la guerrilla, dejando cientos de muertos, desaparecidos y desplazados.

Por los seis municipios por donde pasa el Guejar, el CNMH registra 32 masacres entre 1981 y 2006.