El 4 de marzo de 2003, un grupo de campesinos se trasladaba a la finca en la que trabajan cuando fueron interceptados por un grupo de paramilitares en el corregimiento de El Caracol, en el municipio de Arauca. Los ‘paras’ se llevaron a siete hombres, señalándolos de ser miembros del Eln, por el simple hecho de movilizarse en grupo y porque el padre de uno de ellos había tenido “diferencias con el Ejército”, según documentó un tribunal dentro del proceso de Justicia y Paz.

Durante los siguientes cinco días, los paramilitares usaron varios métodos de tortura, que incluyeron golpes con objetos contundentes, intentos de ahorcamiento, quemaduras en el cuero cabelludo y electrocución.

Según testimonios de varios desmovilizados, después de asesinarlos, los ‘paras’ descuartizaron los cuerpos y los enterraron en el lecho del río Arauca, aprovechando el bajo nivel del agua, por la temporada seca. Entre las víctimas se encontraban cuatro miembros de una misma familia, los hermanos Martínez.

Pero la crueldad no paró. Los victimarios citaron a las parejas de dos de los asesinados, con la excusa de una reunión en la que supuestamente liberarían a las víctimas.  Allí los ‘paras’ violaron a las dos jóvenes de 18 y 13 años.

Los cuerpos de las víctimas no han sido recuperados, ya que con el aumento del caudal, ha sido imposible identificar el lugar en el que fueron enterrados. Únicamente un fragmento de los restos de uno de los desaparecidos ha sido entregado a los familiares.

La sevicia con la que actuaron los paramilitares en Arauca fue documentada durante el proceso de Justicia y Paz. Los hombres del Bloque Vencedores de Arauca usaron sistemáticamente el río para desaparecer la evidencia de sus atrocidades, según lo detalló la sentencia del tribunal de Justicia y Paz contra los jefes de este bloque.

En el documento que dictó la pena y cerró el proceso contra este grupo ilegal, se cita a una víctima que perdió a su esposo a manos de los paramilitares, cuyo jefe era Orlando Villa Zapata, alias ‘La Mona’. “Él ocupó la finca nuestra desde la muerte de mi esposo hasta que se desmovilizaron. ¿Cuántos asesinatos y cuántos entierros hizo allá? ¿Cuánta gente tiró al río? ¿Cuánta gente fue víctima?(…) ¿Cuantos no botaron ahí al río ustedes, una volqueta llena de muertos que trajeron de Juan Amarillo, ¡ahí al piso, ahí los tiraron!, no fue sino el ‘volteo’ y toda esa gente al río”, narra la víctima en la sentencia. 

Durante el proceso, los desmovilizados también admitieron que desaparecieron a varias personas, abriendo el tórax de sus cuerpos para llenarlos de piedras y arrojarlos al río, que sirve como frontera entre Colombia y Venezuela. “Nosotros no teníamos palas para enterrarlos, entonces los arrojábamos al río”, afirmó alias ‘Alex’, miembro del bloque paramilitar, en una audiencia que fue documentada por el portal Verdad Abierta.

Según una sentencia de Justicia y Paz, de los 216 casos de desaparición forzada atribuidos a este bloque, el 25% ocurrieron en el municipio de Arauca.

El departamento de Arauca tiene presencia de actores armados desde mediados de los años ochenta. Las Farc y el Eln llegaron en esa época, casi al mismo tiempo que comenzó la explotación petrolera en la región. Los ‘elenos’ cometieron varios atentados contra la infraestructura petrolera y secuestraron a personal de las empresas que operaban en la zona. Las Farc se lucraron de la extorsión y el secuestro extorsivo.

Aunque a mediados de los noventa aparecieron las primeras bandas de paramilitares, no fue hasta el año 2000 que la llamada ‘Casa Castaño’ decidió entrar en la zona con la conformación del Bloque Vencedores de Arauca. Los Castaño le vendieron el bloque a los narcotraficantes Miguel Ángel y Víctor Manuel Mejía Múnera, ‘Los Mellizos’, y a su lugarteniente Orlando Villa Zapata.

En la práctica, según lo determinó el Tribunal de Justicia y Paz, ‘Los Mellizos’ continuaron su negocio del narcotráfico sin hacer presencia en esa zona del país. Villa Zapata se convirtió en el jefe directo de los hombres que habían sido traídos desde el Meta, del Bloque Centauros, en manos del también narcotraficante Miguel Arroyave.

Después de la desmovilización del bloque, a finales de 2005, los “Mellizos” y Villa Zapata conformaron una banda llamada Los Nevados para continuar sus negocios en el narcotráfico. Víctor Manuel murió en 2008 en un operativo de la fuerza pública, mientras Miguel Ángel y Villa Zapata fueron capturados. El primero fue extraditado a los Estados Unidos y el segundo entró al proceso de Justicia y Paz.

Entre el año 2000 y el 2005, la Unidad de Víctimas tiene un registro de 1620 personas desaparecidas en todo el departamento.