“El último muerto que yo pesqué, lo pesqué ya va a hacer un añito largo", le dijo Ángel Segundo Hernández Salazar, el sepulturero de Bocas de Satinga o Chain El Mago, a periodistas de la BBC en 2013.

En Bocas de Satinga, cabecera municipal de Olaya Herrera, en Nariño, a la población se le quitó el apetito de pescado del río Patía entre 2001 y 2004. Los muertos que bajaban por el río hicieron que esto ocurriera ¿cómo hacerlo si el río traía cadáveres?

En su recorrido por 400 kilómetros, el río Patía atraviesa o marca el límite de seis municipios del Cauca y catorce de Nariño. Desde el municipio de Sotará, en Cauca, hasta Tumaco, en Nariño.

Chaín El Mago se encargaba de recuperar a los muertos que dejaban los enfrentamientos entre las Farc, que llegaron a la zona en 1985 con el Frente 29 “Alonso Arteaga” y  las Autodefensas, cuyo bloque Libertadores del Sur llegó en 1999, año en el que se intensificó la violencia. En 2009 llegaron bandas criminales como Los Rastrojos y las Águilas Negras.

Según el sepulturero, la violencia se desató cuando los grupos armados empezaron a cultivar coca.

A lo largo del río Patía hubo dos puntos en los que estos grupos se deshacían de sus víctimas, Bocas de Satinga y Policarpa. Esta práctica era más usada por los paramilitares, pero también lo hicieron grupos guerrilleros y grupos armados al servicio del narcotráfico.

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en el río Patía se han hallado al menos 14 cuerpos.

En un trabajo periodístico titulado "Los más de mil muertos que se llevó el río Patía" hecho en el marco del proyecto "La Cobertura Periodística del Conflicto y la Paz", liderado por Consejo de Redacción, el expersonero de Policarpa, Javier Gómez, asegura que también votaban cadáveres a los ríos Guaítara, Iscuandecito y a la quebrada San Pablo. El exfuncionario asegura además que los cálculos de los pobladores estiman que en las aguas del Patía habría unos mil muertos.

Claudia Cabrera, alcaldesa de Policarpa, dice que el Patía se convirtió en un río sangriento. Los grupos armados mataban a sus víctimas y les abrían el estómago para que no flotaran. La funcionaria dice que muchos de esos cuerpos fueron a parar al océano Pacífico debido a que el Patía es muy caudaloso.

La familia de la alcaldesa fue víctima de esa violencia, los paramilitares mataron a dos de sus primos. Los hechos tuvieron tres meses de diferencia y a uno de ellos, un fotógrafo de unos 35 años y padre de tres hijas, lo botaron al río. El cuerpo no apareció.

Cabrera dice que luego de la desmovilización de las autodefensas y del proceso de paz con las Farc esta práctica dejó de atemorizar a los pobladores de Policarpa por una temporada, pero que en 2018 se han escuchado rumores de que tres personas habrían sido asesinadas y tiradas al río, aunque no hay denuncias formales. En la zona delinquen las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el Eln y disidencias de las Farc.