Licinia Collazos, gobernadora del resguardo Kitek Kiwe en Timbío, Cauca, es sobreviviente de la masacre de la región del Naya. Ella vivía en la vereda Cerro Azul, de Buenos Aires, Cauca, por donde entró el grupo de hombres del Bloque Calima de las Autodefensas y cometió la masacre.

El hecho sucedió entre el 10 y el 13 de abril de 2001, durante la celebración de la Semana Santa. Hasta ahora, la Unidad de Justicia y Paz ha documentado la muerte de 24 personas, pero los medios de comunicación coinciden en que la comunidad denunció más de 100 muertes.

Desde Timbío, donde vive ahora, Licinia cuenta que durante la masacre no tiraron cadáveres al río, pero que mucho antes de eso la guerrilla utilizaba el río Naya para deshacerse de cadáveres. “Los mataban y los tiraban allá, el que no querían que apareciera, lo tiraban al río”, relata.

Durante la masacre los paramilitares se llevaron a su esposo y le dijeron que él no se demoraba. Lo cierto es que a ella le tocó ir a buscar su cadáver entre las demás víctimas, enterrarlo e irse de la zona con sus tres hijos sin hacer alboroto. “Ustedes no han visto nada”, los amedrentaron los paras.

El río Naya nace en un cerro con el mismo nombre y marca el límite entre los departamentos de Valle del Cauca y Cauca. Fluye a lo largo de 120 kilómetros entre los municipios de Buenaventura, López de Micay y Buenos Aires, poblaciones habitadas por indígenas y afrodescendientes, y termina su recorrido en el océano Pacífico.

“Donde se llegue a acabar la coca se acaba el Naya (...) esto queda muerto”, contesta un campesino de la zona cuando le preguntan cómo es el negocio en la zona en el especial de Pacifista El Naya: la ruta oculta de la cocaína.

La selva espesa que rodea la zona del Naya facilita la siembra de la mata y su posterior procesamiento y transporte hasta el mar, es una región propicia para dedicarse al negocio sin mucho control, pues además la falta de presencia del Estado salta a la vista.

Por ser ese sitio propicio para la ilegalidad es que distintos grupos armados se la han disputado. Las Farc era el grupo armado con mayor presencia en esa zona, operaban el frente sexto de las Farc y las columnas móviles Gabriel Galvis y Jacobo Arenas, del bloque Alfonso Cano. Los paramilitares con los bloques Calima y Pacífico.