"Muy duro, pero hay que mirar hacia adelante"

El 19 de septiembre del 2010, integrantes de la banda criminal 'Los Machacos' asesinaron a cinco personas en el bar ‘El Parche Pilsen’ del barrio Robledo Miramar de la ciudad de Medellín. Una habitante del barrio donde sucedieron los hechos, cuenta como se vivió esta tragedia.

"En la época de la masacre el barrio estaba muy tranquilo, desde el 2008 en Miramar no se veían muertos, habían llegado unos padres que trabajaron mucho por la paz y eso había bajado la delincuencia. A ‘El Parche Pilsen’ subía mucha gente porque era un espacio muy acogedor y con muy buen ambiente. Ese negocio se movía mucho, llegaban jóvenes, señores y adultos porque cerca se podía comer, parrandear y hacer una cantidad de cosas.

Como ese día era el día del amor y la amistad la gente salió a divertirse sanamente, por eso los que mataron ahí era gente buena que cayó como víctima del conflicto armado. No mataron a nadie que tuviera antecedentes ni que tuviera problemas, algunos de los muertos venían de Ituango.

Lo que cuentan, es que el dueño del negocio no había querido pagar vacunas a los ‘Machacos’, decían que a los que no pagaban, algo así les podía pasar. Ellos subieron caminando y dispararon contra los clientes, disque porque así “marcaban territorio”. De bajada, cogieron un taxi y hoy es el día en que el taxista que los llevó sigue desaparecido. Gracias a Dios ellos fueron capturados, se demoraron, pero los capturaron. Ese era un grupo en el que había de todo, decían que la mayoría eran paramilitares desmovilizados pero no se sabe nada.

Desde ese momento se sembró otra vez el temor, el miedo de salir a la calle y de que el barrio se volviera a dañar. Afortunadamente no se dañó porque desde eso no ha vuelto a pasar nada, con eso acabó todo.

Luego de la masacre, los sacerdotes hicieron varias eucaristías y varios actos simbólicos en el negocio para que una cosa de esas no volviera a ocurrir. Las personas estaban muy preocupadas, pero con las ceremonias quedaron más tranquilas y el dueño del negocio prometió que no iba a volver a abrir ese lugar al público.

Miramar entre 1998 y el 2000 era uno de los barrios más sangrientos de la zona, pero ahora está en paz, todo el mundo se mueve para todos los lados y no pasa nada. Yo sigo viviendo ahí, es un barrio que quiero mucho a pesar de lo que ha pasado. Por mi trabajo, les presté asesoría a las víctimas para que las cubriera la Ley de Víctimas y pues muy duro pero hay que mirar la vida hacia adelante."