A orillas del río Caquetá, el municipio de Solita se encuentra en la frontera que divide los departamentos del Caquetá y el Putumayo. Su economía se basa en la pesca y la ganadería principalmente. Históricamente este municipio ha tenido presencia de los frentes 49 y 14 de las Farc, que controlaban numerosas extensiones de cultivos de coca con fines de narcotráfico. Una zona aislada y olvidada por la institucionalidad. En temporadas de lluvia, el municipio queda aislado de Florencia, la capital del departamento.
Según el “Informe final MIRA: Curillo y Solita (Caquetá)” de 2015, por su ubicación geográfica, los municipios de Curillo y Solita constituyen una zona estratégica para el narcotráfico como corredores por el sur del país, que conectan el departamento con Ecuador.
En el 2000, en medio de la expansión paramilitar, la comunidad de Solita también tuvo que soportar la presencia y avanzada de paramilitares del Bloque Central Bolívar. Los municipios que registraron disputa entre 2000 y 2003 fueron principalmente: Florencia, Belén de los Andaquíes, La Montañita, Solita, Valparaíso, Curillo y Solano. Así lo reseña el informe del Departamento del Caquetá de la Misión de Observación Electoral, Moe.
Se tiene registro de que las veredas más afectadas por el conflicto en el municipio son Bolivia, La Reforma, Canelos, Alto Berlín, Berlín, Castillo, El Cóndor, Las Palmeras, Cusumbe, La Venado y Flores y el resguardo indígena Agua Blanca quienes pertenecen al pueblo étnico Inga.
Para el 2015 el DANE había estimado una población de 9.140 personas. El 43% de ellas ubicadas en las áreas urbanas y el resto en el área rural.
Solita también ha sido históricamente receptor de desplazados que provienen en su mayoría del departamento del Putumayo. Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral de Víctimas (UARIV) a septiembre de 2015, en Solita se identificaron 127 personas desplazadas.