Los Desaparecidos
Luis Alberto Díaz Porras
Esta es la historia de una familia víctima de varios actores armados y de violencia de género, como ocurre con quien reconstruye la historia de sus hermanos desaparecidos. Cristal*, quien nació con cuerpo de hombre pero siempre se ha sentido mujer, abandonó la casa a los 12 años por no contar con apoyo familiar por su condición sexual. Es ella quien pese a sobrevivir al abuso, al estigma y al rechazo durante tantos años, exige verdad e información sobre dónde están Marcos Elías y Luis Alberto.
Marcos Elías Díaz Porras está desaparecido desde el 8 de septiembre de 1987, cuando hombres armados llegaron hasta su casa en el barrio Buenos Aires, en San Vicente de Chucurí, en Santander, y se lo llevaron. Aunque la familia presume que se trató un reclutamiento, no tienen noticia, recordando el día en que lo vieron por última vez:
“El 8 de septiembre de 1987 estando en casa llegaron tres señores preguntando por mi hermano Marcos Elías Díaz Porras y yo les dije: ya se los llamo, pues nunca pensé nada malo. Él estaba en el solar y salió, me acuerdo tanto, que le dijeron ‘despídase de su familia y nos vamos para el monte’. El dijo que ¿cómo así? Le contestaron: ‘vamos o quiere que después lo matemos a usted y también a todos sus familiares’. Mi madre estaba en el mercado. Él se despidió de mí y de una hermana mayor. Al son de hoy no sé nada de él, solamente me dijo cuídate chino, dile a mi mamá que después vengo”.
Quince años después su hermano Luis Alberto Díaz Porras fue desaparecido el 24 de julio de 2002 en la finca La Estrella, en la vereda Santa Inés, en San Vicente de Chucurí, Santander:
“La señora que vivía con él vino a la casa el 25 de julio a las 7 de la mañana a decirnos que habían secuestrado a mi hermano. Eso sucedió en la vereda Santa Inés; se lo llevaron el 24 de julio de 2002 a la 9 de la noche. Yo estaba en Bucaramanga y mi hermano de Bogotá me dijo que viniera, porque a Luis Alberto lo habían secuestrado. Nos fuimos a averiguar pero por ningún lado aparecía. Alfredo Santamaría [exparamilitar de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio] confesó [en el proceso de Justicia y Paz] que lo mataron el 25 de julio a las 2 de la tarde en el puente El Tablazo y lo botaron al río Sogamoso. Mi mamá duró sufriendo muchos años, yo me vine acompañarla, ella duró muchos años esperándolo, no teníamos cómo decirle hasta que una señora le contó y ella no creyó…
Mi mamá de ahí se fue echando al dolor, ya era el segundo hijo desaparecido. Después le mataron a unos yernos, a uno en 2007 y a otro en 2009. Ella terminó muriéndose de pena moral el 20 de julio de 2009. A mí me afectó mucho la desaparición de Luis Alberto porque él era mi mano derecha, era mi hermano mayor, el que me conseguía medicamentos, me mandaba mercado y frutas a Bucaramanga; era el único que aceptaba mi condición de lo que soy hoy en día. Él ahora en julio cumple 17 años de desaparecido y no hemos recibido respuesta de nada. Yo creo que es difícil que el cuerpo aparezca porque si antes el río tenía una profundidad determinada con la represa que construyeron yo creo que es imposible. Todo esto ha afectado mi salud: al día tomo 35 pastillas, uso oxígeno… Ojalá aparezca el cuerpo de él”.
Para Cristal, es importante que también se conozca su historia personal, advirtiendo que por su condición en varias oportunidades estuvo en riesgo de ser víctima de desaparición. Después de un largo proceso, esta mujer logró dejar el alcohol y las drogas, y se formó como orientadora en temas de educación sexual. En su casa teje cuadros en punto de cruz. Para ella, esta actividad ha sido fundamental en curar las heridas, todavía abiertas, que provocó el conflicto en su vida y en el de su familia.