El enclave que conforman los Parques Naturales de la Sierra de la Macarena, Tinigua y la Cordillera de Picachos son una especie de mundo perdido, aislado entre las profundos abismos de la cordillera Oriental, los Llanos Orientales y la Amazonía. Una región desconocida para el resto del país, que ha cambiado dramáticamente durante los últimos años por la intensa deforestación, en medio de la violencia en contra de las comunidades que lo habitan y los pocos guardaparques que permanecen en la zona.
Luego de más de tres años de la firma del proceso de paz con las FARC, que tenía una fuerte presencia en la región desde su creación en la década de los sesenta, la región de los parques vive una reconfiguración de los poderes en el territorio. Sin dudas, las problemáticas ambientales tienen una compleja relación con el orden público.
Cuentan que en los tiempos de la guerrilla de las Farc, estos tres parques estaban sujetos a unas prácticas por el cuidado del medio ambiente, reguladas por el grupo armado. La no deforestación muchos la interpretaron como una estrategia militar, mientras que otros aseguran que era una medida para garantizar la disponibilidad de recursos - agua, animales, frutos y hasta maderables - para la guerrilla, en caso de que hubiera que retirarse hacia el monte.
Tras el desarme de la guerrilla, estas tres áreas protegidas que históricamente habían tenido presencia y control de dicho grupo armado, han visto desaparecer porciones alarmantes de su bosque.
Jairo García, funcionario de PNN explica que la tala indiscriminada en estos parques y la situación de orden público podrían estar relacionadas. Asegura que podría ser indicio de la reconfiguración de poderes. “Si tú tienes pensado un territorio a mediano o largo plazo necesitas dónde ubicarte, necesitas que haya conectividad selva-montaña y que haya una base social histórica en la que puedas confiar. Por eso no les conviene una ampliación donde entra gente nueva, ni conviene la deforestación. Lo contrario ocurre en las zonas en donde las fuerzas son más móviles, en donde todavía no hay un control territorial definido o está entrando un nuevo actor”, aclara García.
Existen presiones ambientales claramente identificadas. La lista comienza con la ganadería, pasa por la siembra de coca, la extracción de maderables, la caza, la pesca, la colonización de predios, entre otras. Pero cada una es un flanco más difícil de atender que el anterior.
Los dueños de los centenares de cabezas de ganado que habitan estos PNN permanecen sin ser identificados. Los programas de sustitución de cultivos ilícitos despegaron pero las familias se han quedado a la espera de las garantías prometidas. Líderes ambientales han sido amenazados por denunciar la salida de camiones llenos de madera desde el interior de los parques. Muchas familias ya vivían en esos predios y habían formalizado sus juntas de acción comunal antes de que fueran declarados PNN. Anualmente entran muchas más personas a establecer sus vidas allí.
En este telar de situaciones se entreteje la presencia de disidencias de las Farc, quienes regulan algunas de las vías dentro de los parques por medio de retenes y amenazan a comunidades para evitar que establezcan diálogo o procesos con funcionarios de PNN. Las autoridades siguen sin esclarecer la relación que tienen estos grupos con las actividades que ponen en riesgo estos bosques del Meta.
Rutas del Conflicto, con el apoyo de Mongabay Latam, visitó la región del Meta, que limita con estos parques, y conversó con comunidades, funcionarios del PNIS, guardaparques de Parques Nacionales Naturales y líderes ambientales. El equipo de investigación también visitó una de las áreas protegidas y evidenció la magnitud de la deforestación en los predios que bordean la ‘Trocha Ganadera’, una vía que conduce de Vista Hermosa a la cabecera municipal de La Macarena y que atraviesa el Parque Sierra de la Macarena.
Esta área protegida es casa de Caño Cristales, conocido como el río de los siete colores. Allí habita la macarenia clavígera, una especie de alga endémica, es decir, que solo existe en esta región del mundo. Este es el Parque Nacional Natural con más cultivos de coca en el país, con cerca de 1900 hectáreas. Sus cifras de deforestación van en aumento, para 2019, se registraron aproximadamente 56 mil hectáreas transformadas de bosque. La situación de orden público también preocupa a tal punto que los funcionarios y funcionarias del Parque han recibido panfletos con amenazas que les impiden entrar a ciertas zonas del área protegida. Esta situación no es reciente, en 2007, allí fue asesinado el guardaparques José Martín Duarte, por actores que aún son desconocidos. De todas formas, este el parque de la región con más avances en acuerdos de conservación con la gente. (Ir al texto del Parque Sierra de La Macarena)
Al costado occidental de la Sierra y oriental de Picachos, está el PNN Tinigua, el más deforestado del país. Las constantes amenazas a funcionarios de PNN que se han materializado en saqueos y robos a elementos utilizados por los guardaparques, han impedido que se pueda trabajar por la conservación. A pesar de esta situación en los próximos meses se espera que los trabajos con las comunidades rindan frutos y los primeros acuerdos de conservación en un parque en el que los terrenos para ganadería cada se expanden vez más y ponen en riesgo la conectividad entre los PNN Picachos y Macarena. (Ir al texto del Parque Tinigua)
Por último en esta continuidad de Parques Nacionales Naturales, está la Cordillera de los Picachos, un zona en la que habitan más de 200 familias, aproximadamente. Esta comunidad fue recientemente sacudida por el operativo militar de octubre de 2018, en el que se decomisaron más de 600 cabezas de ganado dentro de uno de estos parques. Este operativo no sólo puso en riesgo a habitantes y funcionarios de PNN, también encendió el debate sobre si la vía militar es lo apropiado para las realidades de la zona.
Las amenazas se escalaron tanto en Picachos que varios funcionarios de PNN tuvieron que ser trasladados de la zona permanentemente. La jefe del parque hoy día cuenta con unas medidas de seguridad proporcionadas por la UNP. Entretanto las más de 200 familias que habitan el parque, se encuentran en situación de vulnerabilidad, no sólo por la falta de acceso a recursos y servicios, sino porque en el área protegida también hay presencia de grupos armados que algunos identifican como disidencias de las Farc. (Ir al texto del Parque Cordillera de Los Picachos)
Este especial revisa una a una las situaciones de estos tres PNN, Macarena, Tinigua y Picachos.