Este plato le recuerda a doña Cármen su participación en el festival de música del El Petronio Álvarez, que tuvo una alianza con la Comisión de la Verdad. Es un alimento que se desplazó del pacífico por la guerrilla cuenta Maura de Caldas, una chef reconocida por su cocina ancestral. Explica que este plato se movió junto con la población que huía de las quemas que hacía la guerrilla a las plantaciones y las casas de las víctimas en Tumaco.
Ángela Salazar comisionada de la Comisión de la Verdad, cuenta que la ancestralidad de las hierbas, que dejaron en sus azoteas realizadas con champa o madera de una canoa vieja, por el desplazamiento tales como: albaca, cilantro, poléo, u orégano funcionan para limpiar,curar, sanar las energías, sazonar o armonizar los espacios. De ahí que al llegar a la ciudad en donde todo tiene un precio, ya no fueran de fácil acceso, pero lo más importante ya no había una familiaridad única entre su comunidad y el territorio que dice Salazar, es ajeno.
Plátanos verdes grandes
piangua
taza de refrito
sal al gusto
cebolla larga y sus hojitas
coco - agua de coco
pimentón
ají dulce
Ajo
Cimarrón o chillangua
Poleo o orégano
albaca negra
Proceso1.Pelar los plátanos, cocinarlos con agua y sal hasta que ablanden.
2.Sacarlos y machacarlos en una piedra de moler hasta lograr una masa manejable.
3.Sancochar la piangua hasta que se abra, cuando se compra sin concha, desinfectar con un poquito de agua hervida y limón, lavar y picar.
4.Preparar un refrito con las hierbas de azotea, aceite, achiote y sal.
5.Agrega la piangua y la leche de coco.
6.Cocinar por 30 minutos aproximadamente, finalizando se agrega un poco de leche de coco espesa y con este guiso se rellenan las balas de plátano.
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