En el Catatumbo convergen campesinos, comunidades indígenas, empresarios, artistas y organizaciones sociales con diferentes miradas que incluyen el trabajo de mujeres, jóvenes, niños y niñas. Lejos de los estigmas que la señalan como una región en la que los únicos actores de poder son los grupos armados, los diversos sectores de la población tienen un largo camino de reivindicación de derechos.
Con el deseo de aportar en la transformación de esta estigmatización y dignificar al Catatumbo, la Comisión de la Verdad, a través de los Diálogos para la No Continuidad y No Repetición, decidió crear un espacio de diálogo al que se sumaran todos los actores que hacen presencia en la región con el fin de construir la verdad desde sus propias vivencias y relatos. “ Tanto los protagonistas civiles como sociales son todos víctimas del conflicto e invitándolos a conversar entre ellos podemos entender los por qué de lo que está detrás de esta confrontación”, aseguró el comisionado Saúl Franco.
Para los habitantes del Catatumbo la construcción de esa paz tan anhelada es posible si se incluyen sus vivencias y testimonios de fortaleza y lucha en la consolidación de un territorio libre de guerra. “Nosotros los líderes no nos cansamos de cuidar nuestro lugar, si nosotros como Barí no nos protegemos y no conservamos lo que nos pertenece se va acabar todo”, ratificó un líder de la comunidad Barí en uno de los encuentros.
Estos espacios de profundización iniciaron el 30 de julio de 2020 con la participación de líderes y lideresas sociales. Posteriormente cada jueves diferentes actores de la región como miembros de sectores productivos, organismos estatales, cooperación internacional, artistas, desmovilizados e indígenas hablaron en torno a la relación que existe entre las economías ilegales y la persistencia del conflicto armado en el Catatumbo. En los encuentros se tomaron en cuenta propuestas y recomendaciones para la no repetición.
Estas reflexiones y conclusiones fueron llevadas al Diálogo final que se realizó el 15 de octubre de 2020 en donde participó el presidente de la Comisión Francisco de Roux, los comisionados Patricia Tobón y Saúl Franco, monseñor Omar Sánchez de la Diócesis de Tibú,Secretario del Gobierno Norte de Santander, un representante del sector palmero, lideresas, excombatientes, entre otros. En este espacio diferentes voces se sentaron a dialogar y compartir sus posturas frente a los principales retos para la región como la estigmatización, asesinato a líderes y lideresas y sustición de cultivos. De igual forma se expusieron recomendaciones y acciones concretas para la no repetición del conflicto armado en el Catatumbo.
Con base en la pregunta central, ¿cómo se evidencia la relación entre economías ilegales y otras economías con la persistencia del conflicto armado?, junto con el equipo de la Macro territorial del Nororiente, la Territorial del Norte de Santander y el Objetivo de No Repetición empezaron hacer un bosquejo de cómo querían enfocar estos diálogos y cuáles eran los objetivos. “Con el equipo hicimos grupos de reflexión para pensar hacia dónde era importante plantearlo y quedó economías ilegales que han aportado a la persistencia del conflicto armado”, según cuenta Miguel Grijalba, analista de diálogo social de la territorial Norte de Santander .
Cada espacio se iba conectando por medio de videos y otras piezas comunicativas que contextualizaban a los participantes con las conclusiones y análisis de los diálogos anteriores. En general las conclusiones apuntaban a que hay una deuda histórica por parte del Estado colombiano que desde hace décadas su mayor presencia ha sido la militar y no ha habido una inversión social que en verdad supla las necesidades de los habitantes del Catatumbo. También se habló de la importancia de los acuerdos de paz como una política transformadora en el territorio, estrategias para salvar el medio ambiente y defender el uso de la tierra.
Otro punto importante ha sido el riesgo, que por cuenta del conflicto armado, están expuestos los líderes y lideresas campesinos e indígenas quienes lideran iniciativas de paz en el Catatumbo. “Ser líder en el Catatumbo representa un riesgo. A las mujeres las han querido callar, uno siempre busca la manera de decir la verdad y por eso se toman represalias contra nosotras”, dijo una lideresa campesina. “Estoy indignado porque es una lucha y riesgo constante lo que hacen todos estos líderes y cada vez se exponen más y nos exponemos más y el resultado no se ve”, también opinó otro líder que asistió al encuentro.
Para el equipo de los Diálogos para la No Continuidad el constante aprendizaje ha sido fundamental para mejorar y ofrecer espacios de escucha integrales y provechosos. “Todo el tiempo se está haciendo balances y la idea es que se retroalimenten, se procura incluir todos los enfoques de la Comisión” , cuenta Miguel Grijalba.
Bajo la percepción del equipo de trabajo los encuentros han tenido buena acogida. Los diferentes actores,que viven o hacen presencia en el Catatumbo, han participado de forma activa en estos espacios. Por lo cual, La Comisión de la Verdad lo percibe como un claro gesto de confianza hacia la organización. “La gente cree en la Comisión, cree que no solo tiene un relato sino se puede acercar a conversaciones difíciles, también puede crear este tipo de diálogos improbables, hay un sentimiento de que la verdad es importante y por eso se ha generado una expectativa muy alta, no hubo ni un 10% de deserción”,afirmó Sonia Rodriguez, coordinadora de la Macro Territorial del Nororiente en la Comisión de la Verdad.
Para Miguel Grijalba el diálogo es muy empoderador y tiene la capacidad de transformar posturas, incredulidades y desesperanzas. Según afirma, “seguir dialogando es la estrategia más real de paz, es capaz de generar transformación. Para mí termina el espacio y siento que muchas creencias cambian”.
Para poder consolidar estos Diálogos uno de los principales retos fue pasar de la presencialidad a la virtualidad. Por la coyuntura de la pandemia, era la primera vez que se organizaban estos encuentros en salas virtuales, la conectividad a una red wifi muchas veces podía ser problemática por el poco acceso de la región a zonas con internet.
Otro desafío importante para el equipo de trabajo fue lograr consolidar algo distinto en donde se lograra hacer un ejercicio de diálogo regional con preguntas complejas y respuestas reales de lo que ocurrió y ocurre en el territorio, sin caer únicamente en nombrar las problemáticas que son más evidentes para la sociedad colombiana.“Otro tema es el desgaste de las comunidades y de los líderes de hablar de temas que los han expuesto por tantos años sin una solución, la Comisión no tiene las soluciones estructurales en sus manos pero sí está para conversar y generar confianza”, aseguró Lorena Corvera coordinadora de la Territorial Norte de Santander.
Además de lo anterior, sí se esperaba una participación más activa de algunos organismos institucionales clave en la construcción de la verdad, aunque se resaltó la presencia de algunos empresarios que tuvieron una buena receptividad a los diálogos.
Para el equipo de Diálogos de No Repetición escuchar y dialogar es muy valioso porque representa un acto de humanidad con todos los actores que hacen presencia en la región, independientemente de los hechos que hayan ocurrido.. “Me mueve la gratitud, la inspiración y el respeto. El reconocimiento del trabajo del equipo de la Territorial, que es desde lo humano para lo humano. Me siento cada vez más conectada por lo que significa el Catatumbo”, opinó, Sonia Rodriguez, coordinadora de la Macro territorial del Nororiente.
Para la Comisión de la Verdad, Los Diálogos Sociales de No Repetición y No Continuidad están pensados para visibilizar el sentir de la comunidad Catatumbera, “Hay una ejercicio fuerte de visibilizar otras narrativas y otros lenguajes más sencillos en donde el resto de la sociedad, que es indiferente a estos temas, se sensibilice y entienda la realidad”, afirmó Lorena Corvera.
A pesar de la grave estigmatización que los habitantes del Catatumbo han tenido que padecer, para ellos la esperanza nunca se ha perdido. Aunque el Catatumbo es la región de la eterna paradoja, la verdad sigue siendo la fuente más preciada para la construcción de paz que tanto anhelan en el territorio.Según Valeria Jaramillo, integrante del equipo de Objetivo de No Repetición, “es un diálogo en conjunto de reconocernos todos como parte de este país, construir juntos la historia de lo que nos ha pasado y cómo nos hemos recuperado. Más allá del municipio con hectáreas de coca es el relato de resistencia y mucha fortaleza”.
La Comisión de la Verdad seguirá gestionando una cultura del diálogo que continúe incluso después de terminado su mandato, en noviembre de 2021. “En nuestro informe final, esperamos que con una explicación profunda y realista podamos construir una versión análitica de la situación del Catatumbo y fortalecer esas organizaciones para que en sus manos quede el legado de la Comisión”, aseguró el comisionado Saúl Franco.
Los Diálogos para la No Continuidad se empezaron a articular desde el 2019 en Arauca, Quibdó, Montería, Barrancabermeja y Bogotá, con el objetivo de indagar sobre las amenazas contra líderes y lideresas defensores de la vida y el territorio en sus regiones.
Para la Comisión de la Verdad, los Diálogos Sociales para la No Continuidad y No Repetición buscan profundizar sobre las condiciones y factores que contribuyeron o facilitaron a la persistencia del conflicto armado y la identificación de las causas de la continuidad del mismo en algunas regiones.Los Diálogos están dirigidos a los cuatro territorios priorizados por la CEV: Bajo Cauca antioqueño, Bajo Atrato, Cauca y Catatumbo.
Estos espacios de profundización iniciaron el 30 de julio de 2020 con la participación de líderes y lideresas sociales. Posteriormente cada jueves diferentes actores de la región como miembros de sectores productivos, organismos estatales, cooperación internacional, artistas, desmovilizados e indígenas hablaron en torno a la relación que existe entre las economías ilegales y la persistencia del conflicto armado en el Catatumbo.