“Una de las características del Norte de Santander, muy especialmente del Catatumbo, es la fortaleza de las organizaciones sociales que vienen trabajando desde hace muchísimo tiempo. Ellos son los que han vivido el conflicto, lo llevan en su cuerpo, en su alma y en su piel. Son ellos quienes llevan las marcas, las metas y los motivos de la confrontación antigua y actual. Son ellos los que tienen esa realidad encarnada, ellos son eso: la encarnación de los porqué de este conflicto, protagonistas y víctimas que les ha tocado vivir en carne propia lo que les ha pasado”, explica sobre el Catatumbo el comisionado Saúl Franco, encargado del trabajo de la Comisión de la Verdad en esta región nororiental.
Precisamente es a través de las voces de quienes tienen las marcas del conflicto, como dice el comisionado Franco, que este especial trata de explicar por qué persiste la violencia en el Catatumbo. A través de esta pregunta, más de un centenar de personas entre campesinos, pequeños y medianos productores, artistas, comunidades indígenas, representantes de organizaciones internacionales y de instituciones oficiales, jóvenes, organizaciones sociales, grupos étnicos, excombatientes y mujeres cuentan desde sus perspectivas aquellos factores que han hecho que en esta región sigan latentes las disputas entre grupos armados por los cultivos de uso ilícito, las economías ilegales y el control de un territorio clave.
La Comisión de la Verdad y Rutas del Conflicto construyeron cuatro reportajes en los que se recogen los testimonios de quienes habitan El Catatumbo, sobre sus perspectivas y propuestas para la no repetición de la violencia en la región. En un primer capítulo podrá conocer cuáles han sido los principales factores de persistencia de la violencia en la zona y el origen histórico de estas problemáticas. En el segundo reportaje comprenderá la situación en la región y las recomendaciones que las comunidades vienen proponiendo para generar cambios. La tercera parte está dedicada a las iniciativas de resistencia en la región a través de las diversas expresiones artísticas y comunicativas en el territorio, pero también con los proyectos productivos de los campesinos catatumberos. Finalmente, un recorrido por este proceso de diálogos que la Comisión adelantó durante más de dos meses.
Esta subregión del Norte de Santander es una extensa tierra de incalculable riqueza en biodiversidad, hidrocarburos, fertilidad para el cultivo, la ganadería y está atravesada por el río que da nombre a la región, el Catatumbo, que nace en Ábrego, pasa por los municipios de La Playa, Ocaña, Teorama, Convención, continúa cerca de Hacarí, San Calixto, El Carmen, Sardinata, El Tarra, Tibú y La Gabarra, para desembocar en el Lago Maracaibo, en Venezuela.
Esa posición estratégica, clave para el intercambio transnacional, así como la riqueza de sus tierras han sido el motivo de la ambición de los diversos grupos armados que han hecho presencia histórica en la región, para tratar de controlar estas rutas, pero también lo que se siembra. Tanto las guerrillas de las FARC, el EPL y el ELN, así como los grupos paramilitares. Según el RUV (Registro Único de Víctimas) a través de formas inimaginables de la violencia, estos actores han dejado a su paso más de 130,600 víctimas.
La continua actuación de estos grupos armados en la región ha denotado también la presencia débil del Estado que, como cuentan los relatos de varios catatumberos en los ‘Diálogos para la No Continuidad y la No Repetición del Conflicto en el Catatumbo’, organizados por la Comisión de la Verdad y recogidos en este especial, “solo hace presencia a través de la fuerza pública”. Las oportunidades de desarrollo de infraestructura, de educación y de impulso a los productos agrícolas de uso legal han sido y siguen siendo promesas que no se cumplen o se cumplen de manera incompleta.
A pesar de las dificultades provocadas, por ejemplo, por el narcotráfico que tiene miles de hectáreas sembradas con cultivos de uso ilícito en la región, o las actividades como la extracción ilegal de recursos, el despojo de tierras para la siembra de palma, y la complicada situación geopolítica a la que están expuestos por vivir en la frontera, los habitantes del Catatumbo han resistido con fortaleza. Aunque pesa sobre ellos un marcado estigma por estar en zona de conflicto, se han sobrepuesto, siguen estando orgullosos de su territorio, continúan buscando formas de contar esa historia que los ha marcado y no paran de crear una nueva en la que no tenga cabida la repetición de la violencia.
Ha sido a través de las expresiones artísticas, comunicativas, la fuerza de sus organizaciones sociales, la presencia del pueblo Barí y el duro trabajo agrícola de los pequeños productores que se resisten al cultivo de coca para sembrar sus tierras con cacao, arroz o su pancoger, que esta región quiere contarle a Colombia sobre su riqueza y sus ganas de vivir en paz.
Créditos:
Textos: Luisa Rincón y Ginna Santisteban
Edición: Óscar Parra
Producción Audiovisual: Jessica Santisteban
Ilustraciones: Kimberly Vega
Visualización proyectos productivos: Alejandro Ballesteros
Diseño y montaje: Paula Hernández
Publicado en diciembre de 2020
Este proyecto fue realizado en el marco de la alianza entre la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Convivencia y la No Repetición (CEV), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), La Friedrich Ebert Stiftung Colombia (FESCOL) y Rutas del Conflicto. Con esta serie de reportajes multimedia, la alianza cuenta los factores de persistencia de la violencia y las propuestas para que estos territorios puedan vivir en paz, desde las voces de los distintos sectores de las comunidades que participaron en los Diálogos para la No Repetición y la No Continuidad promovidos por la CEV.