EL SUR DE BOLÍVAR: LAS DOLENCIAS DEL CORAZÓN DE COLOMBIA

A pesar de los esfuerzos para conseguir la paz, la violencia del conflicto armado no da tregua en el Sur de Bolívar, una región que continúa siendo víctima de una guerra que se alimenta de las necesidades sociales históricamente desatendidas por el Estado. En este especial periodístico les contamos las razones por las que la violencia persiste en este territorio.

El Sur de Bolívar tiene una ubicación geográfica estratégica que han aprovechado los grupos armados para lucrarse de las economías ilegales, especialmente, las de la cocaína y el oro. Aquí le explicamos cuáles son las claves para comprender el conflicto en esta región.

Durante 2017 y 2018, miles de habitantes del Sur de Bolívar se sentaron a planear lo que querían y proyectaban para su región en los próximos diez años. Las comunidades de Arenal, Cantagallo, Morales, San Pablo, Santa Rosa del Sur, Simití y otros municipios que también se conectan con esta región, como Yondó en Antioquia, visualizaron que para 2028 el Sur de Bolívar sería un territorio multicultural, resiliente, reconciliado, pacífico y desarrollado política, económica y socialmente.

También lo planearon como un ejemplo por su modelo de desarrollo sostenible, respetuoso con el ambiente, que seguía edificandose gracias al trabajo conjunto de campesinos, mineros, pescadores, mujeres, pequeños productores, comunidades étnicas y de víctimas que trabajan juntos por cuidar y permanecer en el territorio. Vieron para el Sur de Bolívar una tierra para que esos hijos que se fueron por la guerra de los 90 y los años luego del 2000 regresaran y tuvieran una vida digna. Así lo dejaron por escrito en el Plan de Acción para la Transformación Regional , que trabajaría de la mano con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial , por un desarrollo integral de la región.

Han pasado más de tres años desde estos encuentros y compromisos derivados del Acuerdo de Paz y el avance no se ha dado de la forma en la que se les había prometido. Al contrario, el panorama se ha vuelto desalentador por cuenta de la reactivación de la violencia en esta región, en donde aún muchas personas tienen unas condiciones de vida de siglos atrás. De acuerdo con cifras del , más del 50% de las personas en municipios como Norosí (66,33%), Montecristo (63,1%), Tiquisio (60,31%) y Morales (58,69%) viven con sus necesidades básicas insatisfechas . El municipio con mejores indicadores es Santa Rosa del Sur con el 28,66% de sus habitantes con NBI.

A David Torres, un periodista de Simití, se le escuchan palabras emocionadas cuando asegura que el Sur de Bolívar, su tierra, es el corazón de Colombia: “Si miras el mapa, al norte vas a encontrar zonas de la Costa Caribe; si entras al sur vas para el interior del país; si vas al oriente te lleva hacia el Catatumbo; si coges al occidente para Córdoba y Sucre”, dice el comunicador. Esa ubicación privilegiada, que conecta el norte del país, desde la frontera con Venezuela, hasta el Urabá en límites con Panamá, ha hecho que el Sur de Bolívar sea una región pretendida, particularmente, por los grupos armados ilegales que se disputan los corredores clave de la región.

Los municipios del Sur de Bolívar: San Pablo, Cantagallo, Simití, Santa Rosa del Sur, Arenal, Montecristo, Río Viejo, Morales, Regidor, Tiquisio, Achí y Norosí, basan su vida alrededor de tres elementos naturales que han marcado la conformación de la región y la historia de sus habitantes: por el oriente, está bañada por el río Magdalena, por el occidente por el río Cauca y en el corazón está la serranía de San Lucas, una imponente formación montañosa que alberga una riqueza natural extraordinaria, así como importantes reservas de minerales como el oro. Estos recursos auríferos han sido explotados ancestralmente por las comunidades más antiguas que se asentaron en la zona.

La región del Sur de Bolívar se encuentra en medio de varias zonas clave para el país: el Catatumbo al oriente y el Bajo Cauca al occidente; se conecta con la Mojana sucreña y el sur de Córdoba para la salida al mar y al sur, con el centro de Colombia.

Aunque los conocedores e investigadores de este territorio cuentan que el Sur de Bolívar empezó a colonizarse tardíamente, hacia 1950, por parte de campesinos que llegaron desde Boyacá, Antioquia y Santander atraídos por el oro, la historia cuenta que algunas comunidades de esta zona de Bolívar son incluso más antiguas que Bogotá. En los años 1600 Simití fue zona de influencia , a donde llegó población afrodescendiente que huía de la esclavitud de Cartagena.

Estas dinámicas le heredaron al Sur de Bolívar una población rica y diversa multiculturalmente hablando, pero también tensiones por el derecho, el uso, la titularidad de la tierra, y la formalización de la actividad minera. Estos desacuerdos se han acentuado con la llegada, en los últimos 15 años, de megaproyectos de minería aurífera impulsados y apoyados por los diferentes gobiernos.

Este especial periodístico contará cuáles son esos conflictos alrededor de las disputas por la permanencia en el territorio, el uso de sus recursos y la dependencia de una región que se mueve en torno a las economías del oro y la cocaína, en el primer capítulo. En el segundo, explora cuáles han sido los actores armados ilegales que han hecho presencia en el Sur de Bolívar y cuáles persisten impidiendo que la paz llegue a esta región. Y en el tercero, cómo ha sido la implementación de los Acuerdos de Paz.

También, conocerán algunas historias de líderes sociales y habitantes del territorio que contarán qué provoca la persistencia de la violencia en el Sur de Bolívar; por qué esas promesas que llegaron a la región, priorizada por ser uno de los territorios más afectados por el conflicto armado, no se han cumplido. Y, finalmente, cómo desde el punto de vista de quien vive y trabaja en esa tierra, podrían materializar ese Sur de Bolívar del 2028 que ya visualizaron, pero que no han podido empezar a construir.

Las economías

José* mantiene muchas de las costumbres de sus antepasados. Así como su abuelo, un boyacense que llegó en los años 50 a Simití, Sur de Bolívar, buscando oportunidades en los yacimientos de oro poco explorados en la época; y su papá, que pronto aprendió.

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La violencia

Ricardo* y María* son líderes que han resistido al precario apoyo estatal y a las secuelas de una disputa armada por el territorio. Aunque viven en diferentes corregimientos, los une la misma lucha: lograr que la paz y el desarrollo realmente lleguen al Sur del Bolívar.

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Postacuerdo

En marzo de 2021 más de 200 habitantes de las veredas Canónico del municipio de Montecristo y la Garita en Río Viejo fueron desplazados hacia Norosí, a causa de los constantes enfrentamientos entre el Eln y los 'Gaitanistas'. Esta situación representó un alto (...)

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CRÉDITOS

Director: Óscar Parra Castellanos
Periodistas: Luisa Rincón y Ginna Santisteban Calderón
Investigador: Esteban Montaño
Producción audiovisual: Jessica Santisteban Calderón
Ilustraciones: Kimberly Vega
Diseño y Montaje: Paula Hernández

Las opiniones expresadas en esta publicación no representan necesariamente las de la Friedrich-Ebert-Stiftung.