Publicado el 10 de agosto de 2021
“Los problemas que tenemos aquí son los mismo que tienen muchos colombianos en este momento”, dice un habitante del Sur de Bolívar, refiriéndose a las causas y consecuencias de una violencia que ha vuelto a incrementarse en los últimos años. Lejos de esta zona del Magdalena Medio, en los Llanos Orientales, un campesino cuenta el agobio por el retorno del miedo: “Sobrevivimos a los paramilitares de hace 20 años, a los de hace 10, pero no vamos a soportar esto de nuevo”.
Los problemas en la implementación de los acuerdos con los grupos paramilitares en 2005 y con la guerrilla de las Farc en 2016 han permitido, no solo que el conflicto subsista, sino se intensifique en regiones como el Sur de Bolívar y la Altillanura.
En estas dos zonas tienen abundantes recursos naturales y un enorme potencial para el desarrollo sostenible que garantice la paz para sus habitantes. Sin embargo, han regresado los enfrentamientos entre grupos armados ilegales, las amenazas y asesinatos a líderes sociales, los desplazamientos, los daños ambientales, así como otros crímenes en contra de comunidades históricamente víctimas del conflicto.
Rutas del Conflicto, con el apoyo de la FES en Colombia, Fescol, presentan estos especiales multimedia, que muestran desde la voz de los diferentes actores sociales de las dos regiones, la difícil situación que vuelven a afrontar sus habitantes, las razones de la continuación de estas violencias y el esfuerzo de las comunidades para superar, de una vez por todas, el conflicto armado.
