Alrededor de los fogones, mujeres como doña Silvia, Sandra, y Carmen no solo han mantenido su hogar, sino los recuerdos de sus tierras y lo que se llevó el conflicto armado. El cambio drástico del campo a la ciudad, es un ejemplo de cómo los conocimientos, las prioridades y necesidades cambian. En el caso de doña Silvia su trabajo, la educación de sus hijos, la forma de alimentarse, las prácticas que había en la cocina cambiaron y nuevas herramientas fueron añadidas. De igual forma, la adquisición de alimentos era todo un aprendizaje para doña Silvia, la comida que encontraba en los supermercados era muy costosa y procesada, así que su lugar favorito se convirtió en las plazas de mercado al encontrar los ingredientes más cercanos a las recetas que aprendió de su madre para replicarlas a sus hijos.
En la modernidad, existen diversas formas de adquirir hábitos alimenticios o de seleccionar un tipo de dieta, tal como la vegana, vegetariana, pescetariana, mediterránea, y demás. Por eso, doña Silvia cuenta que al momento de cambiar de territorio, se cambia la forma de consumo, y con ello la pérdida de los conocimientos gastronómicos que van de generación en generación. Esto porque si bien “a la mayoría de los jóvenes hijos de desplazados hoy en día ya no les gusta esa comida tradicional”, muchos están concentrados en buscar oficios o adelantarse con sus estudios.
Otro de los factores, son los espacios a los que llegan luego del desplazamiento, ya que las prácticas tradicionales no son las mismas, y les toca adaptarse a lo que hay. Un ejemplo claro de lo anterior, lo da doña Silvia, pues cuenta como el cocido boyacense se hacía en leña y no en estufa, o el arroz en ollas de barro, la carne que tanto identifica a Villavicencio, en las brasas o en las parrillas, son las que le dan ese toque, “ese sabor distinto”. Así, al momento de intentar pasar los conocimientos a sus hijos, ya no es lo mismo.
La socióloga Maria Paula Velásquez , explica que al salir de sus tierras, pierden la experiencia vivencial de los procesos productivos de los cultivos,y de los alimentos que consumen. Lo que cambia la forma de transmisión generacional, pues no solo los alimentos saben distintos a lo que recuerdan, sino a su forma de hacerse. Así, hay una crisis de técnicas y tecnologías, en la que dice Velásquez “una cosa es rallar un coco con los diversos tipos de ralladores del pacifico y hacer sopa, sudado o arroces y otra cosa es meterlo a la licuadora”, que por más artesanales tienen una influencia y un cambio en lo que se prepara y obtiene.
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